… Se paro frente a ella, le tomo la mandíbula para obligarla a verlo, ahí se encontraba, aunque su altura le proporcionaba una seguridad, en ese momento se sintió tan vulnerable, pero era el momento de arriesgarlo todo para poder ganar su cielo personal.
-Te lo ofrezco todo- le dijo, con la voz llena de profundidad y aún así fue un susurro- todo lo que tengo y lo que puedo poseer, todo está a tus pies.
Ella lo miró dubitativa, intentando en vano, mantener los pies sobre la tierra, sintiendo aquello que siempre temió, pero que ahora se había vuelto una droga que no podía dejar, pero respiro hondo y mantuvo su tono de voz altiva como era común en ella.
-¿A cambio de qué?- le pregunto mirándolo a los ojos, tratando de hacer a un lado la emoción que la embargaba para poder ver cuán verdad iba a ser la respuesta.
-A cambio de que te quedes conmigo… para siempre- él le mantuvo la mirada, con temor de que ella viera lo necesitado que estaba de ella.
A ella, la respiración se le entrecorto, pero aún así tuvo la fuerza de voluntad para no deshacerse en ese momento, se concentro en aquello que quería, ahora ya no importaba que él la viera débil, lo iba a apostar todo a aquel hombre frente a ella, después de todo siempre tendría una salida.
-Quiero algo más- dijo y se sorprendió de que su voz se mantuviera más serena que su voluntad.
A él le vinieron las palabras de Romina, su mayor temor, en aquella persona que él mas amaba. “Si acepta tu propuesta no será por ti, si no por lo que le puedes ofrecer, ella siempre va a querer más”. Instintivamente dejo caer las manos y dio un paso atrás para recibir el golpe de frente, aquel golpe que tal vez significara su fin. Ella al darse cuenta de su reacción también temió lo peor, pero las palabras ya habían salido, era demasiado tarde para guardar silencio.
-Si no te gusta, no lo aceptes- no pudo esconder el temor en sus palabras que salieron casi temblando de sus labios- te dejo la propuesta, si no lo aceptas… puedes matarme si así estas más tranquilo, tu secreto morirá conmigo.
Ella tenía otro motivo mucho más fuerte que el guardar el silencio por siempre. Simplemente es que ya no podría vivir sin él.
Él trató de comprender, le alarmaron las palabras que sus oídos habían escuchado y se pregunto, por una fracción de segundo si no era aquello un chantaje para aceptar lo que a continuación iba a escuchar. Con el temor oprimiendo su corazón que sentía que empezaba a agonizar pregunto:
-¿Qué es lo que quieres?- dijo entornando los ojos.
Ella sintió que el corazón se le había subido a la garganta, respiró con dificultad y de pronto tuvo la sensación de estar caminando hacía un abismo, aquel abismo del que siempre temió, aquel abismo que se había prometido evitar.
-Quiero que tú seas mío… por siempre.
Esas simples palabras, pronunciadas con tan inmenso temor, fue lo que le inyecto de nuevo vida a su corazón que había comenzado a encogerse. La miró a los ojos y observo aquel rostro que le parecía tan hermoso y sorprendente ahora. El aire que sus pulmones respiraron cambio de aroma, era más cálido y dulce, el pecho le dolía a causa de que su corazón quería salir de su pecho para unirse al corazón de ella.
Ella vio como el rostro de él cambiaba, era como si la hubiera iluminado su divinidad, vio sus ojos y se dejo llevar por el deseo que en ellos aparecía, la felicidad que los hacía brillar más allá de lo inverosímil, y por un momento temió estar soñando, no creía que algo tan hermoso le estuviera pasando a ella. Puso con temor una mano en el pecho de él para saber que no era una alucinación lo que sus ojos veían, sintió el fuerte golpe de su corazón en la mano, y noto que su propio corazón mandaba más sangre en aquella mano que tocaba el pecho de él, como si quisiera que todo su ser pudiera sentir aquello que la mano sentía.
Él se acercó a ella. Una mano la puso en su espalda para obligarla a que sus cuerpos se unieran en cada centímetro de su extensión, y con la otra toco aquel rostro que lo veía temeroso, acaricio su mejilla y sin poder contenerse unió sus labios a los de ella, sintiendo aquella explosión que no cabía en aquellos dos cuerpos y que los obligaba a jadear y a respirar con dificultad.
-Acepto- dijo él con voz determinante y apresuradamente, antes de que ella se volviera y desapareciera. Sintió por primera vez la felicidad que ni en sueños había podido imaginar, era más que volar, más que vivir, es que simplemente no lo podía comparar con nada que había experimentado antes.
Ella lo tomo por el cuello para obligarlo a besarla de nuevo. No tenía intención de dejar un centímetro de separación entre ellos, pues él ahora ya le pertenecía, que era mucho más de lo que ella hubiera deseado nunca considerando que se consideraba la mujer más ambiciosa del mundo.
-Te lo ofrezco todo- le dijo, con la voz llena de profundidad y aún así fue un susurro- todo lo que tengo y lo que puedo poseer, todo está a tus pies.
Ella lo miró dubitativa, intentando en vano, mantener los pies sobre la tierra, sintiendo aquello que siempre temió, pero que ahora se había vuelto una droga que no podía dejar, pero respiro hondo y mantuvo su tono de voz altiva como era común en ella.
-¿A cambio de qué?- le pregunto mirándolo a los ojos, tratando de hacer a un lado la emoción que la embargaba para poder ver cuán verdad iba a ser la respuesta.
-A cambio de que te quedes conmigo… para siempre- él le mantuvo la mirada, con temor de que ella viera lo necesitado que estaba de ella.
A ella, la respiración se le entrecorto, pero aún así tuvo la fuerza de voluntad para no deshacerse en ese momento, se concentro en aquello que quería, ahora ya no importaba que él la viera débil, lo iba a apostar todo a aquel hombre frente a ella, después de todo siempre tendría una salida.
-Quiero algo más- dijo y se sorprendió de que su voz se mantuviera más serena que su voluntad.
A él le vinieron las palabras de Romina, su mayor temor, en aquella persona que él mas amaba. “Si acepta tu propuesta no será por ti, si no por lo que le puedes ofrecer, ella siempre va a querer más”. Instintivamente dejo caer las manos y dio un paso atrás para recibir el golpe de frente, aquel golpe que tal vez significara su fin. Ella al darse cuenta de su reacción también temió lo peor, pero las palabras ya habían salido, era demasiado tarde para guardar silencio.
-Si no te gusta, no lo aceptes- no pudo esconder el temor en sus palabras que salieron casi temblando de sus labios- te dejo la propuesta, si no lo aceptas… puedes matarme si así estas más tranquilo, tu secreto morirá conmigo.
Ella tenía otro motivo mucho más fuerte que el guardar el silencio por siempre. Simplemente es que ya no podría vivir sin él.
Él trató de comprender, le alarmaron las palabras que sus oídos habían escuchado y se pregunto, por una fracción de segundo si no era aquello un chantaje para aceptar lo que a continuación iba a escuchar. Con el temor oprimiendo su corazón que sentía que empezaba a agonizar pregunto:
-¿Qué es lo que quieres?- dijo entornando los ojos.
Ella sintió que el corazón se le había subido a la garganta, respiró con dificultad y de pronto tuvo la sensación de estar caminando hacía un abismo, aquel abismo del que siempre temió, aquel abismo que se había prometido evitar.
-Quiero que tú seas mío… por siempre.
Esas simples palabras, pronunciadas con tan inmenso temor, fue lo que le inyecto de nuevo vida a su corazón que había comenzado a encogerse. La miró a los ojos y observo aquel rostro que le parecía tan hermoso y sorprendente ahora. El aire que sus pulmones respiraron cambio de aroma, era más cálido y dulce, el pecho le dolía a causa de que su corazón quería salir de su pecho para unirse al corazón de ella.
Ella vio como el rostro de él cambiaba, era como si la hubiera iluminado su divinidad, vio sus ojos y se dejo llevar por el deseo que en ellos aparecía, la felicidad que los hacía brillar más allá de lo inverosímil, y por un momento temió estar soñando, no creía que algo tan hermoso le estuviera pasando a ella. Puso con temor una mano en el pecho de él para saber que no era una alucinación lo que sus ojos veían, sintió el fuerte golpe de su corazón en la mano, y noto que su propio corazón mandaba más sangre en aquella mano que tocaba el pecho de él, como si quisiera que todo su ser pudiera sentir aquello que la mano sentía.
Él se acercó a ella. Una mano la puso en su espalda para obligarla a que sus cuerpos se unieran en cada centímetro de su extensión, y con la otra toco aquel rostro que lo veía temeroso, acaricio su mejilla y sin poder contenerse unió sus labios a los de ella, sintiendo aquella explosión que no cabía en aquellos dos cuerpos y que los obligaba a jadear y a respirar con dificultad.
-Acepto- dijo él con voz determinante y apresuradamente, antes de que ella se volviera y desapareciera. Sintió por primera vez la felicidad que ni en sueños había podido imaginar, era más que volar, más que vivir, es que simplemente no lo podía comparar con nada que había experimentado antes.
Ella lo tomo por el cuello para obligarlo a besarla de nuevo. No tenía intención de dejar un centímetro de separación entre ellos, pues él ahora ya le pertenecía, que era mucho más de lo que ella hubiera deseado nunca considerando que se consideraba la mujer más ambiciosa del mundo.
4 comentarios:
Me agrada, y creo que ahora entiendo mas la psicologia detras de tu comentario en mi post.. El amor existe, no lo dudes!
Claro que existe, no lo dudo, pero es tan voluble, egoista y sublime que no conviene perseguirlo ni desearlo.
error, lo que pasa, es que muchos otras, mm llamemosle acciones, se disfrasan de amor, y te hacen pensar que es amor, pero en realidad, el amor no es egoista, no es voluble, el amor es un pilar muy fuerte, vuelvo a aclarar, el amor verdadero.. Y por supuesto que es algo perseguible, y deseable, bueno, en mi opinion.. :)
"El amor le da a los demás el poder de destruirte" SM
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