martes, marzo 30, 2010

¡Apaguen las hogueras!

Por poco no llego a lunes, y es que el fin de semana pasado puse en riesgo mi vida en dos ocasiones, (sin contar al infeliz que casi me atropella). Es sorprendente como el universo te da advertencias que por lo regular yo suelo saludarlas cuando pasan de largo (eso, cuando me percato de que pasan, muchas veces ni siquiera las veo).

Todo comenzó el sábado, mis sábados son sagrados y nunca estoy en casa, la rutina del sábado es levantarme, bañarme, pelear con mi cabello y su nuevo corte (esta actividad es nueva, creo que se molestó de que lo hubiera cortado), la cual baja mi moral hasta el piso, ¡cielos!, cuando Diana (no, Diana no es otra voz, Diana es la/él de la estética) lo cortó y lo acomodó se veía tan bien y ahora no salgo de la imagen de emo que mi cabello me da, pero bueno, después de botar el espejo y maldecir mi estúpido corte, desayuno, después a la biblioteca, Tiffa, cine o biblioteca o demás cosas que se me/nos ocurra.

La señal estaba en el sol, era sofocante, apenas cinco minutos en él y mis esfuerzos por aclarar mi piel de un año fueron reducidos a nada (maldito), quemaba intensa e insoportablemente.
Me agarró lo cursi y cargué con Crepúsculo en la mochila. Llegué a la biblioteca y no pude encontrar el libro anterior que estaba leyendo, me decepcioné y volví a sacar Crepúsculo. Nivada (no, Nivada no es otra voz, es mí apreciado reloj) me avisó que era hora de pasar por Tiffa a su trabajo y después de revisar las finanzas en la bolsa (últimamente han estado bajas) decidimos ir a comer un delicioso helado y ahí otra señal que ignoré maratónicamente: no había de sabor galleta.
 
Claro, el sol me aturdió sofocándome y pese a no haber de galleta pedí otro sabor: cajeta con chocolate… mmm... chocolate…La chica no me preguntó si lo quería en vaso o barquillo, Tiffa me aviso de la confusión y muy amablemente pedí:

-¿No podrías servírmelo en barquillo?

La chica dudo un rato, pero al final se negó diciendo que ya había ensuciado el vaso. Me pareció una excusa tonta, así que estaba pensando cómo reclamar mi barquillo, y pensé que si se le caía bien me lo podría cambiar y Oh sorpresa, el vaso con la bola de helado salió de sus manos y aunque trato de recuperarlo con los reflejos de un malabarista el helado cayó al suelo irremediablemente.

Tiffa sin perder ocasión me dijo acusadoramente:

-Te pasas, ¿por qué le tiraste el helado a la chava?, le hubieras dicho que aparte te diera el barquillo- y comenzó a reírse desaforadamente.

Sin saber porque me puse roja y comencé a decir.

-No era mi intención, yo no fui- y comencé a reírme.

Al final la chica me dio otro en barquillo. Nos sentamos a disfrutar del helado, otras chicas entraron al establecimiento y yo me quedé mirando a la empleada recordando aquella coincidencia cuando Tiffa, dijo lo bastante fuerte para que todo mundo oyera:

-Ya no veas a la chava, no le vayas a tirar otro helado.

La empleada me miró y se rió, pero noté el recelo en esa mirada y jalé a Tiffa fuera del local antes de que sacara la leña para quemarme.

Nos dirigimos al centro y después de salvarme de un loco llegué a casa a salvo. El domingo sin querer tentar a la suerte, decidí no salir, el sol volvía a estar presente y lo volví a ignorar sin dejar de maldecirlo, por supuesto.

Hora de la comida, en la tele de la cocina estaban viendo Extranormal no sé en qué canal, y tras oír la sarta de tonterías que estaban hablando, recité todo un monologo en contra de la iglesia, cosa que valió un regañó por parte de mi hermana y la ley de hielo de mi madre (afortunadamente no estaba mi padre), las dos con la mirada decían que querían quemarme viva por blasfema y por llamar idiotas a los dirigentes de la iglesia.

Sin más me auto desterré a mi cuarto antes de que llamaran a un sacerdote para exorcizarme, y fue así como logré salvarme de la hoguera en dos ocasiones, aunque no estoy segura de esquivar tantos intentos por parte del universo.

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