Trataré de no reírme mientras escribo esta (tal vez larga) anécdota. Para empezar y plantar las bases de este relato debo ahondar en mi personalidad.
Siempre he sentido que habló un idioma diferente al de la mayoría, llevando por consecuencia que mi vida social (escuela) sea casi ausente, pues bien me conformo felizmente con un buen libro, una buena película o una gran canción. Esto tuvo por consecuencia el tener sólo una amiga constante (4 años, no puedo creerlo) y una reducida lista de parejas que para ser sincera a ninguna aprecie mas de lo necesario.
Bien, ahora me encuentro trabajando en una empresa, la cual me obliga a llevar una vestimenta “casual”, y me moría de la risa cuando todos los trabajadores volteaban a verme y tratando de llamar mi atención con sus estupidos “Shh Shh”. Lo gracioso es que en la escuela yo era como una mancha que nadie miraba (de lo cual estaba muy agradecida y me esforzaba por mantenerme así)
Ahora bien, tal vez la ropa me da un camuflaje en el cual parezco una chica más y por si fuera poco nueva en una empresa, me sentí como una mascota rara en un mostrador en el cual las personas golpean el vidrio tratando de obtener aunque sea una mirada. Sé que no debo ser prejuiciosa, pero la verdad es que las personas me agradan tanto como el sol, el cual sólo me gusta cuando no me da de lleno en la cara, y lo prefiero bien oculto tras unas gruesas nubes.
Con esto llego a mi relato en que ya van dos hombres (un chavito más joven que yo y otro mucho mayor) que me piden salir con ellos. Lo patético de esto es que ambos poseen características que desprecio en los amigos del sexo opuesto: uno muy mayor, el otro muy joven, ambos con una educación de primaria o menor (no es que sea discriminadora a la falta de conocimientos, pero soy algo exigente en materia de conversación, porque de por sí creo que no hablo bien el español y tratar de hablar sobre cosas que no me interesan me parece tiempo perdido), y creen que con decirle a una chava: “me gustas” ya con eso vamos a caer redonditas.
Pero ¿Qué era lo gracioso?, Ah si, el joven se mantuvo en el anonimato hasta hace dos días, hasta los cuales intercambiábamos brevísimos correos (no mas de 20 palabras contando los conectores), y me reza que soy muy bonita y que aunque soy muy callada el sabe que “soy bien buena onda”
Me pregunto si podrá leer la mente este joven al que estoy a punto de romper sus esperanzas puestas en una frase que a mi opinión debió de confirmar antes de adivinar. Me dio pena pero hubiera sido peor asistir a algún sitio con este niño. Lo que me parece increíble es el poco sentido común que hay en él.
Por otro lado, el mayor se plantó en mi oficia a decirme que quería verme a la hora de la salida porque me tenía que decir algo, como obviamente sabía qué era lo presioné para no verme en la necesidad de echarme a correr en cuanto lo viera en la salida, así que sin más dijo: “me gustas mucho y quisiera andar contigo”. Wooow que original es éste tipo con una cara de libidinoso que en verdad no me agrada. Bien, como ya había dicho lo que tenía que decir esperé a que se marchara, pero OH sorpresa, a pesar de la risa que no me pude aguantar me dijo que de todos modos me esperaba a la hora de la salida.
Mmm...… genial.
Lo que me lleva a reflexionar sobre el problema auditivo de uno y el poder telepático del otro. Ninguno de los dos me conocen, podría ser una bipolar peligrosa (bueno si lo soy), pero deberían de pensar más en su seguridad y en que de verdad no quisiera perder mi tan escaso tiempo libre con personas que no me agradan y que al final terminan alejándose de mi, así que ahorro el tiempo y me río ante lo ridículo de la situación.
Siempre he sentido que habló un idioma diferente al de la mayoría, llevando por consecuencia que mi vida social (escuela) sea casi ausente, pues bien me conformo felizmente con un buen libro, una buena película o una gran canción. Esto tuvo por consecuencia el tener sólo una amiga constante (4 años, no puedo creerlo) y una reducida lista de parejas que para ser sincera a ninguna aprecie mas de lo necesario.
Bien, ahora me encuentro trabajando en una empresa, la cual me obliga a llevar una vestimenta “casual”, y me moría de la risa cuando todos los trabajadores volteaban a verme y tratando de llamar mi atención con sus estupidos “Shh Shh”. Lo gracioso es que en la escuela yo era como una mancha que nadie miraba (de lo cual estaba muy agradecida y me esforzaba por mantenerme así)
Ahora bien, tal vez la ropa me da un camuflaje en el cual parezco una chica más y por si fuera poco nueva en una empresa, me sentí como una mascota rara en un mostrador en el cual las personas golpean el vidrio tratando de obtener aunque sea una mirada. Sé que no debo ser prejuiciosa, pero la verdad es que las personas me agradan tanto como el sol, el cual sólo me gusta cuando no me da de lleno en la cara, y lo prefiero bien oculto tras unas gruesas nubes.
Con esto llego a mi relato en que ya van dos hombres (un chavito más joven que yo y otro mucho mayor) que me piden salir con ellos. Lo patético de esto es que ambos poseen características que desprecio en los amigos del sexo opuesto: uno muy mayor, el otro muy joven, ambos con una educación de primaria o menor (no es que sea discriminadora a la falta de conocimientos, pero soy algo exigente en materia de conversación, porque de por sí creo que no hablo bien el español y tratar de hablar sobre cosas que no me interesan me parece tiempo perdido), y creen que con decirle a una chava: “me gustas” ya con eso vamos a caer redonditas.
Pero ¿Qué era lo gracioso?, Ah si, el joven se mantuvo en el anonimato hasta hace dos días, hasta los cuales intercambiábamos brevísimos correos (no mas de 20 palabras contando los conectores), y me reza que soy muy bonita y que aunque soy muy callada el sabe que “soy bien buena onda”
Me pregunto si podrá leer la mente este joven al que estoy a punto de romper sus esperanzas puestas en una frase que a mi opinión debió de confirmar antes de adivinar. Me dio pena pero hubiera sido peor asistir a algún sitio con este niño. Lo que me parece increíble es el poco sentido común que hay en él.
Por otro lado, el mayor se plantó en mi oficia a decirme que quería verme a la hora de la salida porque me tenía que decir algo, como obviamente sabía qué era lo presioné para no verme en la necesidad de echarme a correr en cuanto lo viera en la salida, así que sin más dijo: “me gustas mucho y quisiera andar contigo”. Wooow que original es éste tipo con una cara de libidinoso que en verdad no me agrada. Bien, como ya había dicho lo que tenía que decir esperé a que se marchara, pero OH sorpresa, a pesar de la risa que no me pude aguantar me dijo que de todos modos me esperaba a la hora de la salida.
Mmm...… genial.
Lo que me lleva a reflexionar sobre el problema auditivo de uno y el poder telepático del otro. Ninguno de los dos me conocen, podría ser una bipolar peligrosa (bueno si lo soy), pero deberían de pensar más en su seguridad y en que de verdad no quisiera perder mi tan escaso tiempo libre con personas que no me agradan y que al final terminan alejándose de mi, así que ahorro el tiempo y me río ante lo ridículo de la situación.
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