miércoles, mayo 25, 2011

Tiempo Fuera

Esto no es una despedida... o bueno, tal vez sí si el termómetro marca un grado más.

No funciono a altas temperaturas, porque aunque no lo quería creer el café no lo puede todo y debido a mi intolerancia al calor el cual amenaza con derretir mi cerebro aviso que pues: Tiempo Fuera.

Regreso cuando las temperaturas sean razonables. Mientras voy a vivir en el refri de la oficina.

PD. Deliro.
PD2. Felices pascuas.

miércoles, mayo 18, 2011

Yo, Pingüino

Por lo regular no me gusta hacer ejercicio. Eso de moverte con el solo y firme propósito de mantenerte saludable no es una razón suficiente para que lo haga, además de que conociéndome, me encuentro más a salvo si me estoy quieta que en movimiento, de hecho creo que le hago un favor al mundo: Si me muero de un ataque cardíaco hay menos probabilidades de que arrastre a alguien conmigo que si me dispongo a correr en algún parque que podría estar concurrido por personas sin seguro médico.

No es mi culpa que me hayan dado un cuerpo mortal, nadie pidió mi opinión. Yo quería un traje elegante, como el de los pingüinos. Siempre presentables, siempre en el frío.

Solo piénsalo un minuto: Deslizarte sobre tu panza en la nieve como medio de transporte. Siempre presentable, nada de eso de planchar ropa, de que te ensucies con la sopa o mostaza en lugares públicos, poder tener amigos del tamaño se osos polares (algunos van a decir que sería imposible porque no habitan en el mismo polo, pero yo digo que es mi fantasía y punto), montarlos y escapar con la brújula dorada. O no.

Viviría vendiendo nieves de sabores, saldría a pescar junto a Marlo (un amigo foca, algún día se los presentaría) y los fines de semana sería cazadora a sueldo de los traficantes de pieles de foca, algo al estilo de James Bond, digo, el traje ya lo tendría.

Imágina, poder llamar a tu pareja "pichón" sin caer en lo cursi, nadar la mayor parte de tu vida; ser ave y vivir como pez, pero todo lo anterior no es importante, lo primordial es que se camina de la forma más graciosamente posible, simplemente esa característica haría que valiera la pena vivir en un mundo en blanco y negro. Literalmente.

Así que de grande quiero ser un pingüino.


Wait! Hay café en el Polo Sur ¿Cierto? Porque si no entonces no funcionaría.

martes, mayo 17, 2011

Lagrimas

Hoy mis pensamientos tienen olor a café. Incluso, creo que si fueran comestibles sabrían a Mokaccino o algo así.

... Y entonces me puse a pensar:

"¡Es tan misterioso el país de las lagrimas!"

Y complicado. Por un lado está el que el llanto puede significar debilidad, por el otro una gran fortaleza, porque muchos piensan lo primero el llorar cae en lo segundo.
Yo he estado en ambos lados. Oh sí, Marcia, la que no tiene sentimientos, la que tiene la misma sensibilidad (para con el llanto) lo mismo que el muro de Berlín en el Holocausto alguna vez fui muy sensible, curiosamente en aquellos tiempos me enojaba conmigo misma por ser tan débil, porque eso significaba el llanto en esas fechas; ahora creo que sí es un signo de valor. Creo que el punto es llevarme la contraria.

No me vayan a malinterpretar, me refiero al llanto sensible, aquel rasgo humanitario por desgracias o alegrías propias o contagiadas, porque muy a parte es el llanto de impotencia, enojo o cualquier otro sentimiento diferente a los primeros mencionados.

¿Cómo es que dejé de ser una llorona corpórea?

A decir verdad no lo recuerdo exactamente, creo que fue en el transcurso de muchas situaciones difíciles donde si me doblaba solo un poco la marea me arrastraría,  hasta llegar al momento en que tenía que mantenerme firme no solo para sostenerme, también para sostener a los demás. Se presentarion situaciones en que todos necesitaban de alguien con la suficiente entereza para seguir avanzando y creo que inconscientemente acepté el gran peso y la responsabilidad de ser aquel muro de la presa.

Y entonces me di cuenta de que cualquier situación la "sentía" con la cabeza en vez de sentirla con el... ¿alma?, ¿corazón?, bueno, con lo que regularmente se supone se deben de sentir las cosas, y fue tanto el auto-control que se salió de control (Ah, de nuevo las ironías) y una noche donde podía sentir mi viejo vacío (Cloud) e intentar exorcisarlo mediante el llanto fui incapaz de hacer rodar una lagrima. Me convertí en un ser implosivo.

Y todo este rollo ¿Por qué? se preguntarán ustedes.

Nada, simplemente es mi lado filosófico. No es que esté triste o de nuevo haya caído en el rollo emo. Si mi lado filosófico parece triste  pues no es mi problema y desde este momento me deslindo de cualquier relación que se pueda suponer. De hecho no voy a decir algo más sin mi abogado presente.

viernes, mayo 13, 2011

No Era Una Cebolla

Ana caminaba de un lado para otro frente a la entrada de una casa en los suburbios.

Era una noche de otoño, el viento arrastraba las hojas que se desprendían de los árboles y Ana se paseaba decidiéndose si tocar o darse la media vuelta y marcharse para siempre, pero el discurso memorizado le rondaba la cabeza. "Tiene que saberlo", se decía, pero por más de media hora no parecía que aquel argumento le fuera suficiente.

Otras noches ya se había conformado con arrojar mangos a la puerta lustrosa y blanca, otras era zapote negro o guayabas demasiado maduras que se hacían puré en aquel jardín. Desde hace bastante tiempo lo hacía que ahora ya era un gran jardín frutal, como si todo estuviese destinado a favorecer al dueño de la casa. O tal vez sólo debería cambiar las frutas por piedras.

Las luces dentro de la casa se comenzaron a apagar. Aquello exaspero a Ana tanto que le dio valor para acercarse y tocar el timbre manteniendolo presionado hasta que la puerta se abrió de golpe.

Él era diferente. No había sonrisa amable, su piel mostraba arrugas, el color de los ojos estaba apagado y un rostro cansado y fastidiado la miró con desconcierto mientras Ana se alegraba de verlo confundido y sorprendido. Sin darle tiempo a evasivas, excusas o reclamos ella habló soltando su discurso memorizado sin detenerse si quiera a respirar más de dos segundos por cada minuto.

"Alex, tanto tiempo sin verte- comenzó Ana con las manos en jarras- te ves cansado, me atrevería a decir que hasta fastidiado. ¿Qué, la vida de casado no te sentó? Tu que planeabas cada movimiento, ¿creíste que a mi me sorprenderías?, ¿qué una llamada telefónica me sería suficiente para no seguirte? pues ya ves que no es así. No puedes solo tomar el teléfono y despedirte.

>>Bueno, tu lo hiciste, pero no significa que así se hagan las cosas. No cambiemos de tema. Me abriste y ahora me escucharás. No, no me interrumpas, me he ganado mi derecho de replica, me gané el derecho de reclamarte, porque gracias a mí conociste a la que hoy es tu esposa, gracias a mi conseguiste el empleo mejor pagado y gracias a mí ahora puedes tener fruta al alcance de tu mano y a cambio me arrebataste lo que tenía, convertiste a mi mejor amiga en tu esposa, me quedé sin ascenso esperando a que me ayudaras en un futuro, me quedé con tu pez muerto en la pecera y una gran deuda con la frutera.

>>¡Una llamada!, ¡Una mísera llamada! Pensé que significaba más para ti, me equivoqué, sentí igual cuando pensé que me había ganado la lotería y confundía una "I" con un "1", o cuando confundí el cilantro con el perejil, ¿es mi culpa que todo se parezca?, ¿es mi culpa que haya sinónimos de todo en el mundo?, ¿es mi culpa ver homónimos del inglés al español en cada texto?

>>Destruiste mis ilusiones. Es como si hubieras absorbido mis anhelos para plantarlos en tu jardín, o quizá yo las arrojé en el tuyo, éso no importa, el punto es que confíe en ti y tu me llamaste y dijiste lo que más me ha hecho llorar: "Las cebollas se exportarán pa´l extranjero, me tengo que ir" y colgaste. Al principio me emocioné cuando vi el negocio expandirse, pero luego comprendí que yo no entraba en el futuro de las cebollas ni en el tuyo y tu no volviste a llamar.

>>Cuando fui a buscar consuelo con Maria la encontré haciendo las maletas y me dijo: "Mi apá va a exportar ajos pa´l extranjero, yo voy a administrar el negocio allá", de nuevo y por segunda vez entendí que yo no entraba en el futuro de los ajos, lo mio era algo más frutal y menos apestoso y no me equivoqué, pues tu rostro dice que tu vida apesta y no son ni los ajos ni las cebollas.

>>Me dolió mucho ya no encontrarte en tu casa, me dolió ya no encontrar mi futuro y me dolió el trasero por quedarme sentada en el piso llorando tu partida. No importa, ahora ya no, ahora sólo me resta decirte que me alegro de verte mal, Alex, me burlo de tu expresión de tortura, tu expresión de sorpresa. Creíste que no sabría cuán desgraciado eres, pero cómo no saberlo con la cara acabada que traes, cómo no saberlo cuando oigo los gritos de tu esposa como urraca vieja desde el segundo piso. Te conozco mejor que tu mismo. 

>>No hace falta que me digas nada. No te preocupes, no volveré. Ya no es tiempo de mangos así que no tiene caso volver. No te diré a dónde voy, así no irás a arrojar tus cebollas a mi jardín.

Ana guardó silencio sintiéndose liberada por haber sacado todo lo que en años había guardado en su interior. Saboreo el rostro contrariado de aquel hombre que ahora le parecía un tanto desconocido, pero cuando estaba a punto de irse él le dijo:

-Lo siento señorita, pero mi nombre no es Alex, yo ni siquiera la conozco- y cerró la puerta.

Ana miró la puerta con el ceño fruncido y labios apretados. Agregó antes de darse media vuelta: Claro, también se me olvidaba que te fuiste y no me dijiste a dónde. Cretino.

viernes, mayo 06, 2011

Eso Era Un Aguacate

Después de todos mis rollos emicos, he decidido dejar esa etapa de lado y les voy a referir una vieja historia, para ahora que se acerca el día de las progenitoras.

En una noche, no recuerdo si fría o calurosa, acompañaba a mi madre a hacer unas compras, tienda y recaudería. Yo era joven, mis mejillas eran sonrosadas, mi mirada llena de inocencia y mi cerebro ansiaba adquirir conocimientos nuevos... era adolescente, pues.

Cuando hicimos parada en la recaudería comencé a mirar todos los vegetales que se exponían ahí, en un desorden colorido en que verduras y frutas se mezclaban por todos lados mientras atendían a mi madre; fue entonces cuando miré una fruta extraña, o por lo menos imaginé que era una fruta porque no tenía aquella pose de rectitud que abundan en las verduras.

Parecía durazno, pero no era durazno, redonda, color amarillo/naranja/café/nomeacuerdobien lo que despertó mi curiosidad. El fruto se encontraba alejado de mi posición y no había manera de acercarme para inspeccionarlo, así que confiando en la sabiduría de las mamás para con esas cuestiones decidí preguntarle a la mía:

-¿Qué es eso?- dije señalando el objeto de mi curiosidad.

Mi madre dirigió su vista con esa poca atención que las mamás suelen poner a las preguntas de sus hijos y con crueldad respondió:

-Eso es aguacate, hija. 

Así, como si le hablara a Forrest Gump, como si no supiera qué es un aguacate, como si no supiera cómo es un aguacate. Cuando iba a responder para aclarar el error el Don que atendía a mi madre (y nada entrometido) preguntó a qué me refería; de nuevo señalé y añadí: Lo que está junto al aguacate. Haciendo hincapié en mi conocimiento sobre aquella fruta.

Esperaba una respuesta que aliviara mi duda, algo que dejara de lado el intento de mi madre de destacar mi ignorancia leguminosa, pero el señor se volvió serio y medio desesperado me dijo:

-Eso es ciruela.

Por un momento pensé que era un tipo extraño de ciruela, de esas frutas que luego traen de pueblos alejados, pero al mirar más allá, al otro lado del aguacate miré la ciruela, grande, redonda, jugosa y de color vino.

Iba a rebatir para aclarar que no era ignorancia de mi parte, sino una mera y simple confusión y mal entendido, pero las compras ya estaba hechas y salimos del establecimiento dejando al señor convencido de una gran ignorancia de mi parte.

Al final, medio compungida solo le dije a mi madre: Ya conocía los aguacates y las ciruelas, gracias. Y mi madre respondió: Hay hija, pues me hubieras enseñado que señalabas.

Así, sin más fui una victima de la poca atención de las mamás para con sus pequeños retoños.

Y esa fue la historia del aguacate desconocido.

jueves, mayo 05, 2011

¿Qué Mas Quieres, Marcia?

Hoy es uno de esos días nubladones que invitan a permanecer fuera mientras caminas por algún parquecillo y chiflas (o en mi caso, tarareas porque no sé chiflar) canciones de esas para lluvias, o canciones que simplemente te ponen contenta.

Pero hoy no; en parte no te quieres dar tiempo para pensar, ¿verdad, Marcia? Pasa al sofá rojo y cuéntame qué carajos pasó- Me dijo Ann con su infinita cara de paciencia obligada, suspirando ruidosamente para que supiera que la estaba fastidiando, más sin embargo se iba a dar a la tarea de escuchar, porque algo está claro: Ella está tan confundida como yo.

Sábado, a las norecuerdo:lahora:exacta pm.

Íbamos de regreso a la fiesta, él manejaba la camioneta, yo en el asiento del copiloto (como en los viejos tiempos) Primera vez solos después de bastante tiempo; algo que había deseado pero a decir verdad, no lo esperaba en ese momento.

Dijo que había pasado por muchas cosas difíciles desde que se había ido de casa pero que pese a todo había aprendido mucho; para él, en cierto modo, todo lo que había ocurrido había sido provechoso, que ahora podía verlo así.

Aquello que me había dicho era algo que yo había deseado escuchar, pero por algún motivo la carga no se aligeró.

¿Puede el pecado perdonarse?, Le pregunta Cloud a Vincent tras fracasar en su intento de rescatar a los huérfanos, Vincent le contestó: Nadie lo ha intentado.

Al parecer yo no lo intento.

Lo único que deseaba era saber que todo lo sucedido no hubiera sido solo provechoso para mí, porque aquello significaría que mi libertad, mi yo, mi muchosidad era solo gracias a su sacrificio, pero si de algún modo él también salia ganando con esto, entonces no había sacrificio, y por lo tanto, no habría cabida para sentir culpa.

Pero el alivio no llegó y es cuando Ann me preguntó ¿Qué más quieres, Marcia, para dejar de lado cargas innecesarias?

¿Sabes qué quiero? Recordar en un futuro, que eso de modificar plantillas en html es un verdadero desma...n.

Ahora les sedo el turno en el sofá rojo.