No todas las faltas merecen que se disponga de la otra mejilla. Hay pecados que no deben ni merecen ser perdonados, porque las faltas que se hayan cometido pueden estar más allá de maldad pura.
La venganza, bien se dice, es un arma de dos filos, ya que mientras hundes el puñal en el enemigo al mismo tiempo lo hundes en tu propio pecho, pero he aquí la maravilla que es Edmundo Dantés.
Edmundo en su gran plan no hace daño directamente, si no que deja que sus enemigos se exterminen por su propia mano. Edmundo, bien lo dice, cosecha su venganza en una tierra en la que cualquier semilla brota abundantemente.
1.- Caderousse
Caderousse, cuya única falta (y no por eso menos malvada), fue no hacer nada, dejando que el pobre Edmundo fuera encarcelado injustamente. Para el Conde de Montecristo, quien había reconocido ya a sus enemigos gracias al abate Faria, concede a Caderousse una pequeña fortuna a cambio de información valiosa y dolorosa, su objetivo no era hacerle daño directamente y más sin embargo, éste ciego por la codicia y dejándose llevar por las palabras de la Carconte, se vuelve asesino y ladrón. Por su propia perversidad encuentra la muerte en manos de Benedetto al intentar robar y asesinar al propio Conde de Montecristo.
He aquí cuando Montecristo, disfrazado como el abate Busoni, le deja libre dejando que el destino y no él mismo decida su suerte “… si llegas a tu hogar a salvo, creeré que Dios te ha perdonado y entonces yo también lo haré…”. He aquí la primer muestra de la grandeza de Edmundo, quien aunque creyéndose un instrumento de la providencia, deja en las manos de sus propios enemigos su destrucción.
2. Fernando Mondego
Los malvados nunca se ven satisfechos con sus fechorías y bien queda: en el pecado esta la penitencia. Mondego o últimamente conocido como el Conde de Morcef fabrica su propia destrucción al traicionar a su bienhechor Ali-bajá, padre de Haydee. Montecristo no hizo nada más que seguir el camino que Mondego había seguido, recolectando las piezas olvidadas por éste de sus actos miserables.
Ni siquiera Montecristo lucha por hacer publica la falta cometida hacía él, si no que se limita a confiar en la maldad de Danglars quien cegado por la supuesta fortuna de Calvancatti decide a romper el compromiso entre su hija Eugenia con Alberto sin importarle echar tierra al que anteriormente fue su cómplice contra Edmundo, sacando a luz publica las faltas de Fernando.
3. Villefort
Cuánto cambio la vida de Villefort el haber encontrado en su camino a Edmundo. Villefort quien también celebraba su comida de boda y entonces se diría que era un buen hombre se ve ante dos posibles caminos cuando tuvo a Edmundo frente a él, el primero y el cual iba a seguir, era ayudar a Dantés, pues Villefort bien sabía que Dantés era bueno pero oh gran fatalidad cuando se da cuenta de que Edmundo tenía pruebas para implicar a Nortier, su padre, y por ende a él mismo como agente bonapartista. Desde entonces se encamina por un sendero ambicioso llevándose en el la libertad del pobre Edmundo, con tal de quedar bien parado ante el rey y una carrera prometedora.
El Conde de Montecristo, confiando en la perversidad de la propia esposa de Villefort, deja que las cosas sigan un curso en el que él sólo dio conocimiento a la señora de Villefort sobre venenos, pero de ninguna forma alentándola a usarlos.
En esta parte fue cuando la maldad de la mujer de Villefort salio de los cálculos de Montecristo ocasionando la muerte del niño Eduardo. Otro atenuante, sin duda, fue que en medio de tan miserable familia, Valentina, hija de la primer mujer de Villefort es una joven de buen corazón enamorada de Maximiliano Morrel, hijo del patrón de Edmundo Dantés y por quien éste siente un gran cariño.
Villefort termina enloqueciendo por sus decisiones y faltas, entre las que estan el haber tenido un hijo fuera de matrimonio: Benedetto, quien no es más que un miserable ladrón y asesino, apresado por sus crímenes llega frente a su verdadero padre quien debe de condenarlo.
4. Danglars
Me encanta el final de Danglars, quien es autor intelectual del plan contra Edmundo Dantés, por su ambición bien llega a ser realmente rico, también es por esta que empieza a perderlo todo.
Es maravilloso el experimento que lleva acabo el Conde de Montecristo con el telégrafo, he aquí otra prueba de que él Conde no se ensucia las manos robando a Danglars directamente, Danglars siempre con libre voluntad pierde una buena cantidad de dinero por sí solo. Conociendo después al supuesto príncipe Calvancatti y creyéndolo rico decide casarlo con su única hija segado por la gran fortuna de éste.
Maravilloso el momento cuando el Conde va a reclamar sus cinco millones, los últimos cinco millones con los que contaba Danglars dejándolo en la ruina total. Miserable como es Danglars, huye dejando a su esposa quien tenía más dinero que él mismo y capaz de robar dinero a los hospitales se encontró con la gran mano de Montecristo y sus aliados quien le aplican la misma suerte que sufrió el padre de Dantés que había muerto de hambre.
Danglars bien se podría decir que fue el que mejor termino, ya que al final es puesto en libertad comparado son el suicidio de Fernando, la locura de Villefort o el asesinato de Caderousse.
Cuatro hombres que forjaron su propio fin cuando decidieron hacer daño a Edmundo, un buen hombre a quien la vida le sonreía aún en medio de su pobreza y que no hacía mal a nadie, porque hay pecados que no merecen ser perdonados y siempre hay oportunidad para aquel que sepa “confiar y esperar”: confiar en la perversidad de los enemigos y esperar a que sus propios males los alcancen.
No olvidemos a los buenos de la historia como lo fue toda la familia Morrel, Alberto vizconde de Morcef, Haydee que al final significa la felicidad de Edmundo, Liugi Vampa, Valentina de Villefort, el abuelo Nortier, el señor del telégrafo y demás porque en ellos Edmundo encontró protección para su corazón contra el veneno con el que se enfrentaba manteniéndolo como hombre bueno, eh aquí una clave primordial para que la venganza sea un arma que se pueda controlar y salir ileso de su filo.
La venganza, bien se dice, es un arma de dos filos, ya que mientras hundes el puñal en el enemigo al mismo tiempo lo hundes en tu propio pecho, pero he aquí la maravilla que es Edmundo Dantés.
Edmundo en su gran plan no hace daño directamente, si no que deja que sus enemigos se exterminen por su propia mano. Edmundo, bien lo dice, cosecha su venganza en una tierra en la que cualquier semilla brota abundantemente.
1.- Caderousse
Caderousse, cuya única falta (y no por eso menos malvada), fue no hacer nada, dejando que el pobre Edmundo fuera encarcelado injustamente. Para el Conde de Montecristo, quien había reconocido ya a sus enemigos gracias al abate Faria, concede a Caderousse una pequeña fortuna a cambio de información valiosa y dolorosa, su objetivo no era hacerle daño directamente y más sin embargo, éste ciego por la codicia y dejándose llevar por las palabras de la Carconte, se vuelve asesino y ladrón. Por su propia perversidad encuentra la muerte en manos de Benedetto al intentar robar y asesinar al propio Conde de Montecristo.
He aquí cuando Montecristo, disfrazado como el abate Busoni, le deja libre dejando que el destino y no él mismo decida su suerte “… si llegas a tu hogar a salvo, creeré que Dios te ha perdonado y entonces yo también lo haré…”. He aquí la primer muestra de la grandeza de Edmundo, quien aunque creyéndose un instrumento de la providencia, deja en las manos de sus propios enemigos su destrucción.
2. Fernando Mondego
Los malvados nunca se ven satisfechos con sus fechorías y bien queda: en el pecado esta la penitencia. Mondego o últimamente conocido como el Conde de Morcef fabrica su propia destrucción al traicionar a su bienhechor Ali-bajá, padre de Haydee. Montecristo no hizo nada más que seguir el camino que Mondego había seguido, recolectando las piezas olvidadas por éste de sus actos miserables.
Ni siquiera Montecristo lucha por hacer publica la falta cometida hacía él, si no que se limita a confiar en la maldad de Danglars quien cegado por la supuesta fortuna de Calvancatti decide a romper el compromiso entre su hija Eugenia con Alberto sin importarle echar tierra al que anteriormente fue su cómplice contra Edmundo, sacando a luz publica las faltas de Fernando.
3. Villefort
Cuánto cambio la vida de Villefort el haber encontrado en su camino a Edmundo. Villefort quien también celebraba su comida de boda y entonces se diría que era un buen hombre se ve ante dos posibles caminos cuando tuvo a Edmundo frente a él, el primero y el cual iba a seguir, era ayudar a Dantés, pues Villefort bien sabía que Dantés era bueno pero oh gran fatalidad cuando se da cuenta de que Edmundo tenía pruebas para implicar a Nortier, su padre, y por ende a él mismo como agente bonapartista. Desde entonces se encamina por un sendero ambicioso llevándose en el la libertad del pobre Edmundo, con tal de quedar bien parado ante el rey y una carrera prometedora.
El Conde de Montecristo, confiando en la perversidad de la propia esposa de Villefort, deja que las cosas sigan un curso en el que él sólo dio conocimiento a la señora de Villefort sobre venenos, pero de ninguna forma alentándola a usarlos.
En esta parte fue cuando la maldad de la mujer de Villefort salio de los cálculos de Montecristo ocasionando la muerte del niño Eduardo. Otro atenuante, sin duda, fue que en medio de tan miserable familia, Valentina, hija de la primer mujer de Villefort es una joven de buen corazón enamorada de Maximiliano Morrel, hijo del patrón de Edmundo Dantés y por quien éste siente un gran cariño.
Villefort termina enloqueciendo por sus decisiones y faltas, entre las que estan el haber tenido un hijo fuera de matrimonio: Benedetto, quien no es más que un miserable ladrón y asesino, apresado por sus crímenes llega frente a su verdadero padre quien debe de condenarlo.
4. Danglars
Me encanta el final de Danglars, quien es autor intelectual del plan contra Edmundo Dantés, por su ambición bien llega a ser realmente rico, también es por esta que empieza a perderlo todo.
Es maravilloso el experimento que lleva acabo el Conde de Montecristo con el telégrafo, he aquí otra prueba de que él Conde no se ensucia las manos robando a Danglars directamente, Danglars siempre con libre voluntad pierde una buena cantidad de dinero por sí solo. Conociendo después al supuesto príncipe Calvancatti y creyéndolo rico decide casarlo con su única hija segado por la gran fortuna de éste.
Maravilloso el momento cuando el Conde va a reclamar sus cinco millones, los últimos cinco millones con los que contaba Danglars dejándolo en la ruina total. Miserable como es Danglars, huye dejando a su esposa quien tenía más dinero que él mismo y capaz de robar dinero a los hospitales se encontró con la gran mano de Montecristo y sus aliados quien le aplican la misma suerte que sufrió el padre de Dantés que había muerto de hambre.
Danglars bien se podría decir que fue el que mejor termino, ya que al final es puesto en libertad comparado son el suicidio de Fernando, la locura de Villefort o el asesinato de Caderousse.
Cuatro hombres que forjaron su propio fin cuando decidieron hacer daño a Edmundo, un buen hombre a quien la vida le sonreía aún en medio de su pobreza y que no hacía mal a nadie, porque hay pecados que no merecen ser perdonados y siempre hay oportunidad para aquel que sepa “confiar y esperar”: confiar en la perversidad de los enemigos y esperar a que sus propios males los alcancen.
No olvidemos a los buenos de la historia como lo fue toda la familia Morrel, Alberto vizconde de Morcef, Haydee que al final significa la felicidad de Edmundo, Liugi Vampa, Valentina de Villefort, el abuelo Nortier, el señor del telégrafo y demás porque en ellos Edmundo encontró protección para su corazón contra el veneno con el que se enfrentaba manteniéndolo como hombre bueno, eh aquí una clave primordial para que la venganza sea un arma que se pueda controlar y salir ileso de su filo.
2 comentarios:
mmm, me gusta como ves la grandeza en la venganza del Conde.. aunque bueno, la venganza en realidad no es buena, no puedo decir que yo no lucharia por recuperar un apice de vida robada, por que en realidad no me ha pasado tan grave.. jeje, El Conde de Montecristo en definitiva tiene mucho para enseñar, gran obra de Dumas.
Agradezco y cito...
"!Bueno¡ acabo de efectuar por veinte mil francos un descubrimiento por el que hubiera dado cien mil... El medio de librar a un jardinero de los lirones que le comían sus albaricoques..."
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