miércoles, junio 09, 2010

De Subtitulos

La Queja

Carajo, no puedo concentrarme en leer, algo muy inusual en mí, ¿y porqué? se preguntaran, la razón es sencilla: está nublado y yo voy a pasar todo el maldito día en una oficina sin ventanas.

Inevitable

Recuerdo aún los tiempos en que era estudiante (es bastante extraño ya no serlo, lo fui toda mi vida y ahora sólo soy empleada, me uní a la fuerza laboral pero eso de ser estudiante no tardará en volver... sip, soy toda una Nerd), recuerdo mis últimos días en la facu: era más o menos octubre o noviembre y ahora imaginen que la mañana es fría (¡rayos! juro que voy a llorar con esta descripción... eso o simplemente me voy a poner de nostálgica. ¿Qué quieren? está nublado y no estoy afuera) un aire suave rozaba mi piel (el mejor roce jamás sentido) pero no me estremecía, lo disfrutaba. Después de dejar a Tiffa en clase de japonés me dirigí a las Islas. Las Islas es, por decirlo de algún modo, el centro de Ciudad Universitaria. Imáginen un gran espacio de  césped con pequeños montículos de tierra cubierto todo de pasto y sobre los montículos, árboles, todo eso rodeado de facultades: en los extremos del rectángulo se encuentran la Facultad de Medicina y Rectoría, lado derecho la biblioteca central, tan imponente, tan grande, tan perfecta, tan... si, adoro la biblioteca central; rodeada de Filosofía y Letras y Facultad de Derecho... Derecho (malditos demonios inevitables), del lado izquierdo, justo frente a Derecho mi queridisima facultad de Ingeniería (ahora que lo analizo, ¿es algún signo del universo que Ingeniería esté justo frente a Derecho y que Filosofía esté justo a la derecha de Derecho?... es todo un misterio), al lado de Ingeniería, Arquitectura.

Nubes

El cielo cubierto por nubes bajas de diferentes tonos, desde blanco, de ésas que sólo aparecen en navidad debido a que son de hielo y más blanquitas, pasando por grises suaves hasta el tono entre azul y gris, signo de nubes que traen lluvia. Todo con el delicioso olor a humedad y césped recién podado, perfecto. Estudiantes caminando lenta y tranquilamente (claro, todavía no era tiempo de finales) y yo tomando asiento en una prolongación de banqueta.

Fotografía

Coloco mi mochila a un lado y saco el libro en turno: Amanecer de Stephenie Meyer, nuevecito, recién acabado de adquirir mientras que el viento y el frío se empeñan en congelar mis manos y hacer mis movimientos torpes, y aunque me muero por terminar de una vez por todas con la saga me doy tiempo de tomar el paisaje expuesto frente a mí y guardarlo en mi mente, recordando cada detalle, cada nube, cada pasto, cada ente haciendo estupidez y media frente a mí, pero éso no era lo importante, toda la imagen en conjunto era perfecta y como si el universo tratara de demostrarme que no me odia tanto como suponía, deja caer una leve llovizna, me invita a salir mientras el viento aumenta su fuerza. Amanecer me llama para que no lo guarde, para que no lo abandone y me tienta con las letras de la cubierta, pero el viento en verdad es frío y decido de inmediato: guardar el libro y caminar al rededor de las Islas mientras todos se protegían contra la lluvia como si fuera un poderoso corrosivo, pero yo me ocupo de caminar y sentir el frío en mi piel... Una linda fotografía.

Agua de calcetín

Cada dos de noviembre, en las Islas se instalan ofrendas de las facultades, FES y escuelas anexas y cercanas a la UNAM. Desde el CCH adquirí la costumbre a asistir a tales eventos, me encantan aquellos festines, cada facultad compitiendo en ingenio, son increíbles las ofrendas expuestas, cada una con sus toques distintivos de cada facultad y es cuando te das cuenta que todos pueden tener un ingenio ilimitado y sin olvidar las raíces mexicanas y burlarnos de la tan temida Catrina.

El frío ya se dejaba sentir. Adoro el frío. Se me ocurrió invitar a las chicas del trabajo pese a la advertencia de Tiffa y la ignorancia de aquellas mentes simples en las que no cabe nada más que hombres y tequila, pero soy ingenua y creo que puedo enriquecer a aquellos entes, (me pregunto ¿quién es más estúpido, ellas por ser taaaan ignorantes y cerradas o yo por insistir en llevarlas? Auch.). El viento soplaba fuerte y congelante. Yo con mi gran chamarra, un par de suéteres y mi bufanda (Adoro mi bufanda, es gruesa, muy, muy larga y es gris y... ¡¡CONCENTRATE MARCIA!! Ah). Tiffa y yo felices por el frío y aquellas ignorantes quejandose de ello.

Entramos y a lo que iba. Se instalan carpas y hacen presentaciones culturales todo el día, desde obras de teatro, pequeños conciertos, recitales, danza, etc., y todo en un mismo lugar. Estaban los danzantes en turno, los esperados por mí y Tiffa, ya los habíamos visto antes y eran muy, muy buenos y nos instalamos de inmediato. Danza oriental, de mis favoritas. Me olvido de mis queridas invitadas y me pongo a admirar el arte frente a mí, hasta que La Voz me recuerda prestar atención y entonces veo un par de rostros de fastidio (en ese momento decidí mandarlas al carajo, sin importar que una de ellas fuera mi jefa, bah, no pierdo mi tiempo en estupideces... bueno, ya no lo iba a hacer. Auch?) Nos hicimos las tontas y aparentamos no ver cuando se iban, fue lo más inteligente que se les ocurrió aquel día.

Cuando terminó la función y con demasiada hambre nos escabullimos para no encontrarlas por si a caso. Comimos algo leve mientras el viento seguía soplando y pasamos cuarenta minutos formadas por un café realmente caro y realmente malo, al cual un señor muy acertadamente llamó "agua de calcetín".

Bicho raro

Para mejorar mi humor, de camino a casa me compre un helado triple de vainilla. No importó que hasta la tendiera me viera raro, pero no puedo evitarlo: Cuando hace frío se me antoja mucho el helado de vainilla, pese a que mi favorito es de galleta... otro gran misterio.

Explicación

En el chat, ayer o ¿era hoy en la madrugada? me encontré con M, amiga de la secundaria, la camaleona #2 de robo de identidad y conversamos un poco. Salio a la luz el tema de la redacción, extrañamente ella también quiere escribir... me pregunto ¿cuándo se le ocurrió?, pero bueno, me dice que es muy mala haciéndolo, dice que no es capaz de describir algo porque se le acaban las palabras y no sabe cómo hilarlas. ¿Le tengo que ayudar para que cumpla su deseo fielmente copiado de mí?, la verdad no me importa, igual y ella termina escribiendo novelas más famosas que yo, igual y algún día, con un poco de suerte encuentra una personalidad propia y dicha tendencia queda en el olvido; quizá éste post es sólo para nutrir mi ego; quizá sólo estoy de nostálgica porque esta nublado y quizá miles más de "quizás"

4 comentarios:

Ricardo dijo...

Pues me gusto el texto, y la anecdota, y parece que es temporada de escritores! Solo bromeo..

Mar dijo...

Gracias, Ricardo. Si, pienso que ya somos demasiados... mmm, hay que hacer un concurso de escritores y a los perdedores los lanzamos por el desfiladero como a los niños espartanos defectuosos.

Mmm, mejor vemos la peli y nos olvidamos de la masacre.

¿Qué tiene que ver esto?, No lo sé... ¡Paz y alcohol para todos!

Mar dijo...

Por si lo piensan: NO ESTOY EBRIA, sólo stoy en la onda Zen...

No, en serio, no estoy ebria, éso es para el fin de semana.

Ricardo dijo...

Haha, alcohol, tengo ganas de alcohol.. xD
Pero lo del concurso.. no lo se.. supongo que seria algo util.. pero mmm.. divago, mejor me callo.. xD