Éste post es un hijo que nunca debió haber nacido, ¿por qué?, sencillo: A nadie le interesa. Lo veo como un feto que se negó a morir y que ahora mi reputación depende de su vida, o una fotografía como prueba de que sucedió... estoy desvariando, vamos al punto.
Todo mundo sabe cuan esperado era el sábado para mí ¿cierto?, no se hagan yo sé que sabían, vamos, digan que sí, al fin ni siquiera los estoy viendo... al carajo si no lo sabían, ya se los estoy diciendo ¿no?: El sábado era muy esperado por mí. Punto.
Sábado, 7:51 am. Mensaje Tiffa:... carajo, lo borré, pero aquí va la idea: Se cancelan planes, estoy con...
La verdad no seguí leyendo porque aunque lo hiciera no iba a cambiar el hecho de que me iba a dejar plantada por tercera ocasión, además el mensaje estaba entregado y recibido y maldecido: ¿A quién carajos, en su sano juicio despierta a su supuesta "mejor amiga" a las 7:51 am?, este pasó a la lista de cosas imperdonables, justo debajo de haberme obligado a quitarle un alacrán de la espalda, Oh sí, historia de terror, y los mensajitos a media madrugada (comprendase media madrugada de 2:00 - 8:00 am).
Cerré el celular de golpe y prometí quitar la canción de A Wonder World de RHCP (cosa que no he hecho), porque eso de la guitarra eléctrica a esas horas de la mañana no suena tan genial como en el día.
8:00 am. Los intentos de recuperar el sueño se ven frustrados porque Ann maldecía muy alto.
8:15 am. Demasiado mal humor así que me despabilé y comencé a hacer planes de emergencia:
Quedarme en casa. ¿Estas demente?. Yo no quiero quedarme en casa. Los muros se cierran, me asfixio, no puedo respirar. Nos van a obligar a sentarnos en el sofá. Aceptaría si el sofá estuviera en un consultorio psiquiatrico... ¿nos darían drogas? ¿nos obligarían a decir cuanto nos odiamos a nosotras mismas?... Yo no me odio, no, yo me amo, a mí y a todas... Yo odio a Tiffa. Maldita Tiffa...
8:40 am. Me levanté pues mi sistema necesitaba cafeína para seguir maldiciendo... no, en realidad había que concentrarse en los planes.
9:00 am. Segundo café cargado. Mi madre me interceptó en la cocina y comenzamos a hablar sobre mi futura ausencia e independencia en el tono más amable que fui capaz después de haber sido plantada y despertada. De acuerdo, no fue tan civilizada, pero lo bueno es que no estaba tan mal como para mencionarle que Tiffa me había plantado... de nuevo. Y según la buena Bella, si no te preguntan de nuevo sobre tus planes no tienes porque avisarles.
9:30 am. Las chicas se pusieron de ingeniosas y ya tenía planes: Ir a la librería, comprar unos cuantos ejemplares (ya que no iba a gastar en alcoholes, la mejor forma de gastar dinero es en libros), si tenía humor, una blusa que había visto hace tiempo, ir a comer a un lindo lugar, ir a mis añoradas y extrañadas Islas o al Centro Cultural Universitario a leer y librarme del ruido de la cuidad por todo el día. Ir al cine quedó descartado al no haber ninguna película deseable.
10:00 am. Llamada de Tiffa: No sé a qué hora me desocupe, pero si puedo hacer algo te aviso, no es seguro...
Bah, era lo mismo del mensaje, lo bueno es que el mal humor iba en descenso.
10:00 am. Progenitora de nuevo, preguntado cuándo Tiffa iba a ir a casa, ¿porqué yo siempre salía de casa?... me hace sentir como niña pequeña que necesita pedir permiso. Pregunta a qué hora regreso, contesto que a las diez,y con tono amenazante dice: Pero te quiero aquí a las diez en punto.
Yo: Claro, ¿cuándo he fallado?, te aseguro que estoy aquí a las diez de la noche.
Prog.: bla bla bla...
¡Qué diablos!, ella pensaba que sería del día domingo, nadie sabía que iba a regresar el mismo sábado. Cortesía de Tiffa.
10:30 am. Salgo con algo de bilis pero me alegra la perspectiva de pasar un día completamente sola con mis voces. Ya lo necesitabamos, además había nubes y como ultimamente se me da lo de predecir las lluvias, estaba segura que mínimo estaría nublado por la tarde. Mi humor comienza a reestablecerse.
Hago el propósito de no ver el reloj, por dos razones, la primera, porque Tiffa me lo regaló, la segunda, porque este era un día para mí, sin presiones, sin apuros, libertad total... fallo descomunalmente, eso de ver el reloj se convirtió en un tic, algo que hago inconscientemente.
11:30 am. Llego al paseo de los libros, entre estación Pinosuarez y Zócalo. En definitiva ya estaba de muy buen humor. Me sentía como enana en juguetería viendo los escaparates con los libros, el olor y la tranquilidad ya que no hay mucho publico y comienzo a tener ganas de dar saltitos de gusto al ver cada titulo y cada manoseo a los ejemplares.
12:00 pm. Dentro hay un espacio donde a veces hacen presentaciones, llego justo a tiempo de ver una pequeña conferencia sobre la historia del libro. La mayoría son adolescentes quizás obligados a asistir pues todos están tomando apuntes como posesos y alguno que otro más listo con cámara de vídeo.
12:10 pm. Llega una pareja de personas mayores y se sientan frente a mi.
12:15 pm. La pareja comienza a hablar.
12:16 pm. La pareja sigue hablando aumentando el tono de voz sobre, ¿qué creen?, no, no adivinan: ¡Uñas!, ¡A mí qué carajos me importan sus malditas uñas amarillentas!, Ann los calla un par de veces, pero la ignoran descomunalmente, así que cambio de lugar restregandoles mi mochila en la nuca, me voltean a ver acusadoramente y dibujo una sonrisa más que cínica y con voz envenenada digo muy quedamente: "lo siento" (¿recuerdan lo de "más vale pedir perdón que pedir permiso"?, he ahí la parte practica)
12:30 pm. La conferencia termina y me gustó mucho. Estoy indecisa si quedarme a un taller que se impartirá en 10 min. pero un libro roba mi atención en el escaparate de enfrente: "El Cyrano de Bergerac". Entro a la librería y me quedo babiando, pues tiene una edición del Conde de Montecristo de lujo y tan barata que hasta parece insulto, ambos se me presentan como caminos al paraiso, pero algo era incuestionable: El de la gran nariz nunca lo he tratado personalmente, además Edmundo me jura que esperará hasta que vaya por él.
1:00 pm. Salgo de la librería tarareando y tratando de no llamar mucho la atención por las ganas de tomar mi ejemplar y dar de vueltas, eso quizá lo haga estando sola y rodeada de árboles y rocas (por lo del camino de la serpiente... ah sí, el famoso camino de la serpiente...)
1:15 pm. Salgo a la plancha y hay un sol terrible y muchos indigentes e indecentes en el zócalo. Horrible. Huyo apresurada y mi estomago reclama algo de comida, pero con tanto ente en el zócalo no me dan ganas de buscar comida, así que huyo de la muchedumbre y busco una cafetería, salgo más tranquila con mi americano extra grande... vaya, el tercero del día... y sin haber desayunado, eso en definitiva no se ve muy bien.
1:20 pm. Llamada de Tiffa: ¿dónde estas?
Yo: En el centro.
Tiffa: Maldita, te fuiste sin mi.
Yo: Ah no, te iba a estar esperando hasta que te desocuparas en mi casa.
Tiffa: ¿Dónde te alcanzo?, quiero una blusa.
Yo: En la librería de siempre...
Oh si, iba en camino a otra librería, la librería favorita. A partir de ahora el reloj queda relegado.
Llego a la librería y busco un cuento para mi enano, le estoy inculcando el hábito de la lectura y lo mejor es que a él le esta encantando, y yo feliz de regalar libros y que no sea yo la que se los lea, para eso esta su madre y yo cumplo con mi deber de tía.
Me pierdo viendo tantos títulos hasta que veo a mi Cyrano en pasta dura, maldije un poco pero Fausto de Goethe me ayuda a olvidar. Paso al área de revistas, esta vez la elegida es "La Mosca en la pared" ya que encontré ediciones de Coldplay y Radiohead, de ahí a la sección de revistas alternativas y me paso hojeando Gotica hasta que llega un tipo que se para a mi lado con un delicioso perfume y comienza a hojear también.
Yo me muevo pues esa comunión con las revistas las prefiero con mi propio espacio personal. Veo algunas de ánime, videojuegos, dibujo y comienzo a notar que el tipo va tras de mí hojeando lo que yo dejaba. Eso comienza a molestarme pero lo olvido cuando encuentro una revista de armas y veo a la próxima protagonista de algún libro futuro. Cuando me doy cuenta el tipo esta a mi lado mirando de reojo mi revista. La voto y me alejo pues me siento invadida. Regreso a ver Gotica y cuando noté que venía de nuevo lo vi a los ojos para preguntarle el porqué del acoso cuando me doy cuenta de que era muy alto, el cabello recojido en una coleta baja, moreno pero sus ojos claros, tiene facha de rockero pero inteligente e iba en camiseta y con un libro de Doyle bajo el brazo.
Acosador: Casí a las mujeres no les gusta ésas revistas.
Yo: Soy un caso especial.
Acosador: Tu tienes buen gusto y muy variado: Manga, vídeo-juegos, rock, incluso vi la sonrisa malévola al ver a la Winchester.
Yo: Qué puedo decir, tenía mira infrarroja, doce tiros, ligera, a cualquiera le despierta la imaginación.
Me mira no sé si asustado o intimidado o no sé, agarro mis libros y salgo de la sección con una sonrisa y me encuentro con Tiffa.
Fuimos por las blusas, caminamos como maniacas para buscar comida china, encontramos el restaurante horas después y apenas si picoteamos la comida. Hablamos... bueno, más bien discutimos de la cancelación de planes, porque yo ya no tenía efectivo, ella estaba molida, pues su vecino la había despertado a las tres de la mañana para que lo acompañara por un problema legal de un tercero. Acepto los planes baratos pues en verdad no quiero regresar a casa. Salimos y caminamos al palacio de Bellas Artes y el día comenzó a mejorar, el viento soplaba y ya no había sol, así que nos sentamos en las escaleras y nos pasamos hablando de cientos de cosas hasta que un idiota nos llamo mal educadas y nosotras nos burlamos.
Partimos a su casa hasta las ocho. Afortunadamente Tiffa actuó como patrocinadora, conseguimos bebida, botana (mucha botana) y no nos embriagamos. Al parecer estamos volviéndonos inmunes. Prometemos para la próxima ir por algo más fuerte.
El domingo estuvo mucho mejor. Terminamos a las seis de la tarde paseando por Coyoacan bajo la lluvia y con helado. Como lo prometí, llego a casa a las 9:55 pm. Un correo me termina la noche y ya para relajar pongo a Amy Winehouse y comienzo a tararear, la dejo que suene bajito y termino dormida soñandome en un bar con un martini, junto a un gran piano y el músico del saxofón con una enorme nariz.
Mi hermana cree que soy una mojigata que no sabe qué es diversión. Yo digo que fue uno de los mejores fines de semana, porque no sólo es lo que hice o no, si no porque tomé la decisión de ya no postergar mi salida definitiva de casa, lo voy a hacer, no quiero llegar a los 30 años (Auch!!, ¿tenías que decir la edad, Marcia?) y vivir en casa de mis padres quienes creen que debo de pedir permiso y que no me dejan poner música a la una de la mañana a todo volumen. ¿Y creen que no sé divertirme?
5 comentarios:
Me parece un buen dia, sobre todo por la facilidad de comprar libros!! Saludos.
Yo pienso lo mismo, nada mejor que libros y cerrar caminando bajo la lluvia.
Curiosamente siempre me salen mejor las cosas cuando no las planeo... aunque esta vez se planearon primero, luego se desplanearon (¿existe ésa palabra?) y despues se volvieron a planear... Genial.
Los mejores dias son los que empiezan mal y terminan mejorando... Lo mismo digo de las semanas, siempre y cuando no venga un tipo un viernes y te robe jajaja.
Por otro lado, imaginate lo mágico que hubieras sido si tambien llevabas una lapicera, en especial poco antes de que te encuentres con Tiffa
Un rato antes, no un poco antes... Un poco antes puede interpretarse de manera muy diferente. Mhh, igual me habrias entendido. Sisi, ya se, deja de responder preguntas que todavia no te hacen... jajaja
Si, entendí, y algo curioso, llevaba el lapicero pero por alguna razón me parecio más importante sostener mi café en una mano y con la otra hojear las revistas... mmm ando rara.
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