martes, julio 13, 2010

Hábitos

Hora: 2:45 pm

No tengo efectivo.

Eso suele reducir muchas cosas, incluida mi ingesta de comida. No me preparé ayer con más efectivo porque recordé que traigo en la tarjeta y ya sabes, eso de usar plástico es bien cool y sería genial si fuera fresa, pero no lo soy. También sería genial si no te la rebotaran frente a la cola del súper, pero bueno, esa es otra historia.

La verdad es que no tengo mucho efectivo porque no me han depositado todo mi salario, el cual debía de estar en mi cuenta desde el viernes, y yo dije "del martes no pasa", pero soy ingenua. No me depositaron así que me vi apretada, no alcanzo a sacar una cantidad permitida del cajero, así que el plan B era ir a un minisúper por una comida de esas industriales o enlatadas o algo empaquetado con conservadores. Nada. No venden ni un miserable sandwich en un miserable empaque ni nada parecido. Ann ya estaba comiéndose a Karolina lo más literal que pueda ser eso, así que siguiendo enseñanzas de Tiffa me fui directito a la comida chatarra.

El resultado: estoy engullendo papas fritas, galletas y mi delicioso café mientras escribo.

¿Debería preocuparme?, la verdad es que no, no soy muy aficionada a comer comida chatarra... bueno no sin Willy Wonka o Tiffa, ella es la que me orilla a ese estilo de vida. Justamente hace un año estábamos las dos juntas en el mismo trabajo. Bajo el mostrador había una cantidad industrial de carbohídratos en todas sus presentaciones, desde una barra de cereal hasta chocolates paletas, pasando por todas las presentaciones de galletas y frituras. Ustedes podrían pensar que era cuestión de un sólo día pero no, esa fue mi dieta en casi dos meses.  ¿Qué puedo decir?, a mí también me gustan.

La última vez que comí puros carbohídratos fue en la que me quedé sin Oompas Loompas, igual y creo que todo quedó fuera de mis sistema dos días después.

La Voz me cuestiona sobre si son correctos mis hábitos alimenticios, lo que me recuerda a mis familiares, los cuales y sin exagerar tienen la mitad de la alacena ocupada de trastos y la otra de medicamentos. Hasta creo que están mejor surtidos que una farmacia. Por lo tanto ignoro cualquier queja o sugerencia proveniente de La Voz.

No tengo buenos hábitos alimenticios. Odio las verduras y todo lo verde... en la comida. He de admitir que si los cocina mi Sista me los como, sólo porque la maldita sabe prepararlos de forma que no saben a verdura. Saben deliciosos. Hay temporadas en que suelo saltarme desayunos, comidas o cenas o todo junto. Por ejemplo, la semana pasada extrañamente, me parecía más importante cargar con libros y revistas para leer que procurarme de un desayuno, lo raro es que a las diez de la mañana me daba cuenta de que los libros no me quitaban el hambre que me daba, como consecuencia ingería más dosis de cafeína de las normales. A la hora de la comida reponía lo del desayuno pero para cuando llegaba a casa no tenía ni pizca de hambre, lo cual me llevó a comer una sola vez al día durante cinco días. Consecuencias: mis anillos comenzaron a bailar en mis dedos, pero yo lo adjudico más al hecho de que se agrandaron porque quieren regresar con el Señor Oscuro, ya saben, abandonarme como le ocurrió a Sméagol, pero en mí está que Sauron no vuela al poder... Ah, quizá también acarrearon más alucinaciones de las normales, pero a estas alturas ¿Quién nota la diferencia?

Esta semana intenté procurarme un buen desayuno, porque no crean que como pura porquería. Igual y no me agradan las verduras, pero lo compenso con la ingesta insana de frutas, siempre y cuando no sea ni sandía ni mamey. Creo que no estoy tan mal, pues he sido inmune a la gripa desde hace años, no suelo enfermarme seguido y eso que no duermo lo que debería, ni hago ejercicio, bebo seguido, pero estoy tan sana como un árbol de Chapultepec. Síp, igualito.

Sí, ya vi que no se ve tan genial y no faltara el Doctor House que diga que por ahora nada falla, pero que el tiempo y mi cuerpo me van a pasar la factura años después, pero igual y ni planeo vivir más allá de los sesenta. No es que esté planeando mi suicidio, sólo que no me voy a comportar como mis queridas tías que no dejan que sus hijos coman un simple chocolate por temor a los paros  cardiacos. ¡Santos Tallarines!, ni siquiera le echan sal a la comida, es como si fuera todo hervido y ya. Es como si yo cocinara, de hecho sabe igual. Eww!!

Y no se crean, estos hábitos no son nuevos, es algo que practico desde que pude decidir qué engullía y qué no, sorprendentemente todos mis estudios sanguíneos están en los rangos saludables y normales.

Bueno, igual y para mis futuros propósitos de año nuevo añada en la lista mejores hábitos alim... en general.

PD. Esto no tiene nada qué ver, pero son fotos que saqué este fin fe semana.


Montañas Nubladas, por ahí anda Sméagol



Esto fue lo mejor de haber ido al cine



4 comentarios:

Horacio dijo...

Mmm, comida chatarra...

No es tan malo, yo todo el año pasado no desayune. Iba a la escuela, y "desayunaba" (almorzaba) a las dos de la tarde... Que buenos recuerdos jaja

Ricardo dijo...

Me ha pasado eso de comer una vez al dia, por algun tiempo.. No creo que sea malo, mientras no te sientas mal.. Despues de todo se supone el cuerpo sabe lo que necesita.. xD

Saludos

Guerrero dijo...

Imagina andar un día nublado y frío, en cama, viendo alguna película interesante o escuchando música sin anda que hacer y a lado de ti tanta comida chatarra como imagines??
Me vale que me muera joven pero que mis días fueran así...

saludos

Mar dijo...

Me da gusto que mis lectores no tengan complejo de Doctor House... o quizá sí lo tienen, igual me agrada.

Saludos