jueves, noviembre 04, 2010

Talón De Aquiles

En el CCH estudié griego, porque en esos momentos estaba en la fase ER (aún no existía House), y bueno, es una asignatura no obligatoria pero sí importante para la medicina, además ¿adivinen quién me dijo que la estudiara? Mi Demonio, por supuesto.

Durante el primer semestre me traumé con sus cinco acentos en la misma palabra, ya no sabía cuál era el que se pronunciaba largo, cuál más fuerte o cuál se ignoraba. Me fasciné aprendiendo sus letras raras y poder leerlo, aunque sin la entonación adecuada ni el significado, pero podía distinguir las letras, y para las matemáticas, vaya que te ayuda el identificar aquellos símbolos.

El segundo semestre mejoró considerablemente, el profesor era joven, alto, simpático y de buen ver. Las clases se hicieron más livianas, se organizó una obra teatral donde participé tras bambalinas (una combinación entre guionista, directora y críticona) y se hizo una colecta para la operación de un cachorro cuya columna se había desviado y corría el riesgo de quedar paralitico o muerto. Igual y no tenía qué ver con la clase. Ni con el post.

Durante la clase se hacían lecturas de la mitología griega, muchos y varios personajes reales y ficticios desfilaron por el aula, filosofías y perspectivas. Creo que en sí la clase era bastante interesante.

Una historia tradicional es la de Aquiles, Troya y etcétera. Por si hacía falta, en esos tiempos se estrenó Troya con Brad Pitt y Orlando Bloom y la cual vi tres veces (gracias a la cercanía del cine).

Una de las leyendas sobre Aquiles es que fue bañado en la fuente de la inmortalidad, por lo que se le creía algún tipo de Dios, pero como se supone que para sumergirlo en el agua lo tomaron del talón y obviamente fue lo único que quedó fuera del agua, éste se volvió su mayor debilidad, el famoso Talón de Aquiles.

Todos tienen uno, yo tengo el mío. Bueno, en realidad si hablamos de talones, creo que tendría más parecido a un pulpo, pero hay que enfocarnos en un problema a la vez. Por lo regular mi premisa es: Yo no tengo defectos, soy diferente. Cuando dicen que soy diferente yo digo que soy Peculiar. Cuando me dicen que soy peculiar, yo digo que soy única. El punto es no quedarse callada ¿cierto?

¡Vaya, cómo le doy vueltas al asunto!

Lo diré de este modo, si encontrara una lámpara mágica y me diera tres deseos, pediría un concierto privado con Tilo Wolf, un viaje a Londres sobre Witherwings (Buckbeak pá los cuates) y cinco centímetros más de estatura. Sé que exagero, uno sesenta no está tan mal pero es que al parecer todo mundo ya mide más de uno setenta. 

Durante mi recorrido por CU, con lo de las ofrendas y todo eso, me vi envuelta en una muchedumbre donde me sentí como hobbit esquivando orcos. Bueno, algunos en la muchedumbre sí parecían orcos y sin disfraz. Si a eso le sumas las decenas de extranjeros donde la estatura mínima es uno ochenta, pues mi ego salió medio raspado.

Todos son jodidamente altos. Ni siquiera el escenario servía para que pudiera ver los espectáculos ofrecidos, así que para ocultar mi talón, yo era de las que se sentaba sobre el pasto, así mi corta estatura quedaba bien disimulada, y estaba más cómoda. Supongo que no estuvo tan mal.

Mi madre me decía que si quería restar mi enanura jugara basket, pero cuando lo hice (en secundaria) quedó claro que yo no había nacido para tal deporte. Era buena arrojando el balón, así que lo intenté en voleiball y americano, este último fue donde tuve mejor futuro: 1 partido y después se acabó el año. De todas formas no soy muy afecta al deporte, así que supongo que no importa.

Detesto caminar junto a alguien más alto que yo, porque resalta aquello que no me gusta y aunque sé que existen los tacones, pongo en prioridad mi torpesa y la salud de mi columna.

Mmm, supongo que esto es todo lo que quería decir.

PD. En realidad es uno de los talones menos problemáticos, pero por salud me reservo el derecho de callar aquellos que me causan más problemas, como el hecho de creer en la navidad o mi tendencia a complicarme la existencia; tomar la decisión equivocada para cosas simples, la tendencia a ser voluble o lo que me cuesta tomar decisiones, pero esos no los voy a mencionar.

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