domingo, agosto 29, 2010

El Facial

No sé qué prefiero: un encuentro cercano con unos judíos de alto rango o un facial en mi casa en domingo por la tarde y es que después de poner mi cara de niña tímida durante una hora, después de guardar silencio durante un buen rato y ahorrarme un montón de comentarios sarcásticos me entró la duda. Claro, acepto que mi piel se siente suavecita y fresca.

En mi sano juicio y entendimiento de mi naturaleza nunca hubiera aceptado participar en un evento que lleve a estar en una habitación durante una hora hablando sobre maquillajes y chismes locales, donde les diré que las invitadas no sabían que yo era parte de la familia. No sé si reírme o sentirme mal por eso. Nah, me siento orgullosa de mí misma.

No me quejo, digo, de por si mis propios parientes suelen olvidar mi existencia, pues no le exijo mucho a la sociedad.

Estaba en que por propia voluntad no participo en tales cosas, pero soy sensible a los mensajes subliminales que usa mi Sista para convencerme de hacer ciertas actividades. El definitivo (y el más doloroso) fue que me dio con el carrito del super en mi tobillo. Muy doloroso.

Mira que parecía un bonito domingo, de esos que no he tenido en bastante tiempo donde me despierto sin ese olorsito a tequila en mi habitación, o en mi ropa. Me puse a ver películas desde temprano pero recordé que ya no me queda café en la oficina, así que la idea era mandar a alguien por él, pero nadie se apiada de esta pobre, inofensiva y linda jovenzuela, ni toma en cuenta que mi pijama es la única muda que está permitida para los domingos. Según mi religión, claro.

Tuve que vestirme medio decente para poder ir al super donde mi Sista terminó por convencerme de participar en su evento social, todo porque a ella le iban a regalar muestras y un labial... ¿notaron que ella me vendió por un labia?, ¿un mísero labial? Espero que el tono sea lindo y poderlo "tomar prestado", sino, mínimo que no le quede.

Iba a ser una bonita tarde mirando la película de Pedro Infante despatarrada en el sillón sin otra intensión que el sólo moverme para ir por algo que pepar. En vez de éso me puse a escombrar la casa para recibir a la comitiva de señoras, vecinas y amigas de mi Sista.

Lo bueno fue que mi Sista terminó la reunión con pequeños bocadillos de salchicha. Jo. Salchicha de pavo, claro.

Resultados del facial:

1. Me enteré de un montón de chismes que no me interesan.
2. Mi Sista y yo no nos parecemos tanto como pensaba. Gracias a Jebús.
3. Aprendí a no negarme en cuanto a peticiones "pacificas" de mi Sista.
4. Tengo un moretón en mi tobillo izquierdo. Creo. Y aún me duele.
5. Es muy difícil aguantar la risa. Es peor si no tienes a dónde voltear para disimularla.
6. Mi piel está suavecita.
7. Encargué un maquillaje. Lo adjudico más a mi instinto de compradora compulsiva que el de interés por un maquillaje.
8. Los bocadillos estuvieron buenos.
9. Algún día quisiera hacer alguna demostración de maquillajes, puedes insultar y resaltar los defectos de las mujeres en sus caras y frente a todas, pero claro, es porque te interesa su apariencia. Encima vendes cosas y te dan de comer.
10. La modestia es un lenguaje desconocido para mi familia. De hecho, yo tampoco lo domino muy bien.
11. Cualquier tratamiento de piel se reduce a simple exfoliación.
12. Las demostradoras deberían de usar su piel como prueba de "después del producto" y no como prueba del "antes del producto".
13. No soy buena tratando de parecer normal.



2 comentarios:

Guerrero dijo...

Jaja también de mí se olvida mi familia y claro creo que no podemos culpar a la sociedad de sus olvidos.
Algo que me dio mucha risa es que en la demostraciones d emaquillaje puedes resaltar los defectos de las personas, es como sacar tu ira disimuladamente.
Es horrible no tener dónde reír cuando el mundo te obliga a reír disimuladamente, pero al igual que tú u tu familia creo que no tengo modestia en lenguaje... a veces.

Mar dijo...

Me alegra saber que no soy la única con tales problemas y dilemas.

Saludos, Guerrero.