Ah mira, pues si te digo que tomar no deja nada bueno... mucho menos que me ponga a escribir en esas condiciones. No, no digo que lo que haya escrito esté mal, me refiero a mis muletillas repetitivas y a el hecho de haber escrito "Samsom" en vez de "Samson", pero si te digo que es curioso el mundo de la embriaguez, me pareció más bonito con dos emes. Es lo que acostumbro hacer, cuando tengo dudas sobre la ortografía de alguna palabra me pongo a ver la estética de esta. No, pues aveces como que no soy muy lista, aveces se me olvida que ésta cosa marca con rojo las blasfemias escritas, pero cómo no dudar si ahorita me marca ambas palabras como erróneas cuando sé que la segunda es la correcta. Si eso es cierto, entonces ¿quién es el tonto?
Ann me dice que lo corrija y deje de estar perdiendo mi tiempo escribiendo la odisea de la palabra como lo hago justo ahorita, pero entonces cómo pruebo que para mí, en ese momento, sentía que tenía la razón... Sí, la razón estaba tan mareada como yo, he ahí el porqué nos entendíamos tan bien. Mi falta ortográfica se queda como muestra de la hermandad entre la razón y yo.
Viernes trece, es ley escribir lo que se me ocurra.
Después de la carta no enviada estaba en estado me-arrastro-como-zombie. Intenté escuchar a los Fratellis para ver si podían alzar mi animo pero no los soportaba, se me hacían tan jodidamente alegres que sentía como si me restregaran sus ritmos pegajosos y bailables por pura presunción. ¿Qué? ¿Creían que sólo alucino cuando estoy ebria? Puedo inventar historias de vidas enteras en mi cabeza con tan sólo unas cuantas palabras, una vista superficial o el color de los dientes del señor del micro... ah, esa historia me entretuvo todo el camino hoy.
¿En qué estaba?... Ah, sí. Los Fratellis me restregaban su ánimo en mi muy jodido día. Así que sin querer escuchar a nadie más desgraciado, o feliz o lo que sea, programé música clásica pero Vivaldi no cooperó. Ahora, el que me hizo sonreír fue Hanz Zimmer con el soundtrack de Sherlock Holmes. No por nada se llevó el Oscar por la musicalización de la película. Ok, acepto que el Oscar no es una buena referencia para asegurar buena crítica, pero me gusta. Punto.
Ahora mientras una parte de mí recrea la pelea de Sherlock con el grandote mientras Adler llega a distraerlo me confieso que volví a caer en la tentación de vender mi alma.
No, esta vez no fue por café ni helado, lamento decir que fue por algo menos valioso: Simple y llano efectivo. Por circunstancias que puedo resumir en la frase: "el universo me odia", o "soy la hija favorita de MONESVOL" me vi obligada a aceptar hacer un servicio mañana después del trabajo... mmm servicio de mantenimiento a un equipo de computo (Uff!! aclaración necesaria ¿o no?) La oferta del trabajo me llegó el miércoles y la verdad la quería rechazar porque es con mi antiguo jefe. Él se alegra mucho cuando me ve. A mí no me alegra mucho cuando me ve.
Ése mismo día le pregunté a mis otras yo: ¿Qué puede más, mi güeva de ir a formatear la compu o la necesidad de efectivo? Sí, bueno, soy bastante materialista. Un momento, ¿materialista?, no sé si se considera materialismo el conseguir dinero para transporte y comida de la siguiente semana, ya sabes, una está acostumbrada a comer durante el día y no soy una atleta para aventarme kilómetros por decenas en la mañana. Pura banalidad.
Siguiendo con banalidades. Extraño quejarme y tengo varías cosas de las cuales hacerlo, como de los noviecitos que se la pasan peleándose frente a mí a donde quiera que me dirija, hace unos días hubo un ligero cambio en sus dramas, no se peleaban, no gritaban, hacían algo mucho peor: se besuqueaban en la puerta de mi oficina. Damn!!
Yo llegaba de comer cuando me los encontré ahí sin siquiera inmutarse por mi presencia e impidiendo mi entrada, así que se me presentaron dos opciones: la primera correrlos agresivamente, la segunda correrlos agresivamente. ¿no ven la diferencia?, la primera implicaba vocabulario, la segunda hacerles saber el asco que me producían sus sonidos succionadores. Ewww!!!
Le dije a Ann: pórtate bien, los dos tortolitos no están peleando, están disfrutando de un momento de paz en su jodida y patética relación, y logré convencerla de mantener la educación en primera fila. Ajá, en sus sueños. Me puse a toser como tuberculosa-bulimica a un lado de ellos y desaparecieron, creo que con un asco mayor al que me provocaban sus intentos de intercambiar amibas. Sorprendentemente no me alzó el ánimo sus rostros contrariados. Al parecer mi sonrisa malévola había salido de viaje.
La segunda es mi cuenta de Twitter. Mi cuenta nació por el simple hecho de que aveces me surge el quejarme cortamente de algo, admirar algo, o escribir tontería y media que no abarcaría un post como éste, así que la tengo como mero complemento del blog, porque soy honesta: no escribo cosas que vayan a pasar a la inmortalidad, no escribo noticias ni las retwitteo, no es coherente lo que escribo y hasta acepto que algunas veces son totalmente cosas sinsentido, pero va con mi blog, va con lo que me nace escribir. No es mi ambición tener miles de seguidores y sigo a unos cuantos que me parecen ingeniosos, humorísticos o informativos, sin contar los culturales.
Me hace gracia que me sigan y después de que no hago lo propio con ellos desaparecen de mi lista de seguidores. Ahora, no me molesta... bueno uno sí, un tipo que me siguió y quise ver qué era lo que publicaba y sus twits estaban protegidos, para poder leerlos tenía que enviar una solicitud. ¿Cómo carajos voy a solicitar leer algo que en principio no sé si me va a interesar? Odio la maldita burocracia, odio hacer estúpidos trámites. Se supone que en la red todo está al alcance de un clic y si es muy jodidamente complicado, con doble clic es suficiente. Twitter es sinónimo de libre expresión. No aseguro que lo que se exprese sea interesante o valga la pena leer, pero ¡carajo! ¿en serio quieren que pida permiso para leer algo en la red?
Ahora, no crean que me quejo de mis pocos seguidores de Twitter, una parte de ellos tiene buen gusto, lo que me molesta es que usen cuentas en twitter o blogger que se supone están hechos para expresar lo que se te de la gana y al final proteger los contenidos, se pierde la esencia del propósito de dichos espacios, es como si Robert Langdon descifrara sus códigos para encriptarlos, o como si Sherlock resolviera los misterios y los ocultara en su mente sin restregarle a Lestrade su superioridad deductiva, o como si Lestat hubiera respetado el tratado final y no hubiera ido a ver al director de la Talamasca, o como si... Se entiende la idea ¿cierto?
Ahora voy a ver la pelea real de Sherlock para comparar mi memoria fotográfica con la versión original, encontrar las diez diferencias y dormir con la idea de golpear a alguien analizando cada movimiento y su posible consecuencia en el contrincante.
PD. Hace mucho bajé un mapa con los principales puntos de presión y sus consecuencias, a parte de saber la ubicación exacta de la yugular y ver tantas veces a Xena cortando el flujo sanguíneo de los presos. Quiero probar los efectos de un golpe en un par de puntos que me causan conflicto ¿algún voluntario?
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