miércoles, mayo 20, 2020

Ley

¿Cómo se supone debo de hacer esto?

Estas en todos lados, cada paso, cada objeto, cada pensamiento aún escucho en mi mente tu voz haciendo algún comentario o recordando tus palabras. Todo duele a estas alturas.

¿Cómo se pudo torcer todo tan de pronto?

El remordimiento me carcome y las imágenes de tus últimos momentos me acechan sin piedad en cualquier momento. No puedo respirar y tengo miedo, un miedo intenso, profundo, un miedo que suena más a pánico y que trato de evadir con todas mis fuerzas.

Te quiero aquí conmigo como se suponía que deberías estar. No puedo imaginarme una vida sola, siempre estabas y ahora ya no y yo qué hago con eso. O debería decir, qué hago sin eso, qué hago sin ti.

Cada momento del día se siente incompleto, incluso mi respiración se siente incompleta, como si algo impidiera la entrada del aire a mis pulmones. ¿Yo qué hago sin ti? si en cada oportunidad me recordabas que eramos ambas en el mismo paquete, cada decisión desde hace quince años era pensando en las dos, ¿Cómo podré pensar ahora sólo en una?

Tengo pánico de que esto se ponga peor, apenas ha pasado una semana y siento que mis fuerzas bajaron considerablemente, ¿cómo le hago, Ley, para que me permitas vivir sin ti?

Sigo pensando que es un sueño, una parte de mí me dice que esto no ha pasado, que en cualquier momento me hablaras o saldrás de tu cuarto gritándome o llegaras con tu cara de cansancio y fastidio y dirás: "Qué bueno que ya estoy en mi casita" como siempre me decías y te tumbabas en el sillón.

¿Cómo voy a soportar ya no ver que abrazas a Yue y que le cantas y que le das tantos besos hasta que la haces enojar?

¿Cómo voy a soportar vivir sin mi otra mitad? ¿Y que se hace con este vacío justo en el centro de mi ser?

No sabes cuántas veces al día imploro por una segunda oportunidad, por regresar el tiempo y hacer las cosas diferentes, imploro porque me dejen cambiar sólo una pequeña cosita, imploro porque esto sólo sea una pesadilla que se extendió demasiado en mi mente y que me despiertes gritando.

No sabes lo que daría sólo por poder hablar contigo una vez más y saber que ahora estas bien, y decirte yo cuánto es que me importas y cuánto lo lamento.

Recuerdo esa tarde en que después de comer, te quedaban libres aún unos 20 minutos y nos fuimos a acostar a tu cama y el sueño nos venció y ya no regresaste a terminar tu turno, aunque nadie lo notó. Quisiera regresar ahí, justo a ese punto y que estés acostada a mi lado y despertarnos todas modorras tratando de recuperar la conciencia y tratar de poner las ideas en orden sin mucho éxito. Regrésame a ese punto, por piedad, por lo que más quieras, regresanos ahí para poder hacer las cosas diferentes esta vez, para que te puedas quedar y cumplir lo que tenías que hacer.

Tantos planes que te llevaste entre tus manitas.

Ley, perdóname, hice todo lo que pude y todo lo que creí correcto, perdóname por cada mala decisión, perdóname por no haber sido suficiente y no tener la fuerza ni la sabiduría para mantenerte a mi lado.

No te tenías que haber ido, no así, no ahora. Íbamos a envejecer juntas con nuestros achaques y nuestras manías y nuestros niños.

Le doliste mucho a mi Castielito, va y se sube a tu ropero y se hace bolita como si tuviera frío y se queda dormido en un rinconcito. Yo no lo alcanzo para abrazarlo. Ni siquiera puedo decirle que estaremos bien, porque ni siquiera yo lo sé. Si este dolor se empeora no me quiero ni imaginar del porvenir.

Mis niños me obligan a levantarme, también siento una responsabilidad enorme con la familia porque, créeme y tu bien sabes, si yo no tuviera a nadie ya estaría contigo ahora mismo. No hubiera durado tanto pero tantas obligaciones me detienen de sólo caer y de sólo dejarme ir.

Ahora mismo Yue está viendo cómo te escribo esto que espero que leas si aún andas por aquí.

Deberías de haber sabido que la mitad de mi te la llevarías. Esa mitad y la que me dejaste es la que más me duele. Yo no sé vivir sin ti, no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo o de querer hacerlo, sólo sé que lo tengo que hacer y también eso me está matando.

¿Esto sin tí cómo se hace?

Te sigo hablando, me acerco a tu cuarto y te hablo porque me siento un poquito mejor, porque ignorarte o sólo pensar que ya no me escuchas me es insoportable.

Ya no quiero pensar, quisiera arrancarme la cabeza y dejar de pensar y de recordar. Ya no quiero, Yeya, ya no quiero.

No hay comentarios: