Hoy hablé con la mami.
Tengo una opresión muy desagradable. Desde la noche no quería irme a dormir, tenía miedo, ¿de qué? de soñarte y de no soñarte. Esto es un asco.
Había una opresión creciente en mi estomago, como temor. Le temo a la perspectiva de no volverte a ver. Aún no me hago a la idea, me es imposible pensar que no te volveré a ver. No te volveré a ver. No te volveré a ver. En sueños, quizá.
Hoy por la mañana ese sentimiento se acentuó un poco más y luego la mami me compartió su pesar, también te extraña mucho, dice que se le hace increíble que haya sucedido todo tan rápido, que aún no lo cree, que cómo puede ser posible y entonces todo empeoró.
Desde ese momento todo empeoró aún más (como si fuese necesario aún más) y ahora tengo un coraje en el pecho, un coraje de impotencia, no puedo creer que no pueda hacer nada, que no haya podido hacer nada. No es posible que no estés, ¿porqué nadie nos advirtió, nos dijo algo más?, ¿porqué nadie hizo nada más? No puedo creer que ya no te tenga.
No he podido encontrar algo que no involucre muerte o amistad. Nos veo en cada pareja que veo y se me parte el corazón porque mis ojos jamás volverán a cruzarse con los tuyos dentro de una multitud, ni voy a volver a sentir ese sentimiento de hogar y tranquilidad cada vez que te veía llegar, cada vez que te reconocía a lo lejos. No voy a volver a tenerte ni sentirme completa nunca más.
Siempre me jacté de que yo no necesitaba pareja sentimental, de que yo era una mujer completa. Que engañada estaba, no lo necesitaba porque te tenía a ti completando mis carencias. No puedo creer que no estés y que no te volveré a ver. La simple perspectiva me parte en dos y me da miedo, me da temor que en mi futuro no vas a estar tu.
La idea de la muerte me está atrayendo más de lo normal. La veo como un escape, mi salida de este infierno que es la vida sin ti. Si no estuvieran mis niños o la familia ya lo hubiera hecho sin pensar en nada más. Nada más parece importar simplemente porque ya no estás tu en este mundo ni en esta realidad. Ya no estás conmigo. No te volveré a ver y me quiero morir en este momento con la esperanza de volverte a encontrar porque no me veo seguir viviendo sin ti.
viernes, mayo 29, 2020
jueves, mayo 28, 2020
Hoy
Ayer fue un día muy malo.
Me pregunto si serán así todos miércoles de ahora en adelante. Son una pesadilla.
Ayer me di cuenta de que no puedo respirar bien. La tos se hizo un poco más persistente y por unos segundos sentí una opresión o algo parecido que me impidió respirar, fueron solamente un par de segundos pero no pude evitar pensar en ti, si eso fue lo que sentiste y cuánto me merezco que me pase lo mismo.
Ayer, todo el día el hueco y la tristeza inundó todo mi día, ayer ya no sabía cómo hacer para continuar. Toda la familia vino a verme, pero sólo me hacen sentir más vulnerable, más vacía, más rota. Aunque la alternativa creo que me haría sentir peor. Creo que también no hay consuelo adecuado, no hay acción o palabras o abrazo que ahorita me hagan sentir mejor, simplemente todo me hace mal, todo lastima.
Hoy soñé contigo, me tenía que meter a bañar pero estaba perdiendo el tiempo contigo, como siempre. De nuevo no pude ver tu rostro, pero escuché tu voz, era tu voz y cuando desperté no me sentí ni tan vacía ni tan dolida como la ultima vez, aunque creo que estoy como en un estado de shock.
Hoy soñé contigo, me tenía que meter a bañar pero estaba perdiendo el tiempo contigo, como siempre. De nuevo no pude ver tu rostro, pero escuché tu voz, era tu voz y cuando desperté no me sentí ni tan vacía ni tan dolida como la ultima vez, aunque creo que estoy como en un estado de shock.
martes, mayo 26, 2020
Lo peor son las mañanas
Cada día es volver a hacer el esfuerzo de mantener las piezas juntas.
Hoy te soñé.
Estábamos estudiando, en algún tipo de universidad con dormitorios muy compactos. No pude ver tu rostro pero eras tu y platicábamos como siempre lo hemos hecho. Lo hacíamos. Estábamos contentas.
La mami dice que eso es bueno, que estuvieras contenta en el sueño. Para mí fue un golpe muy duro porque el sueño no duró más que apenas un suspiro y después tuve que despertar a una realidad donde te volví a perder por ese estúpido sueño. Otra vez ya no estabas conmigo. Otra vez todo el esfuerzo de ayer se fue al carajo y caí un poquito más profundo.
Aún no me cabe en la cabeza que entre tu y yo hay un NUNCA. Aún no digiero la idea de que no voy a volver a verte o a hablar contigo, apenas la pienso y ya no puedo respirar.
¿Cómo le hacen las personas para superar este tipo de pérdidas? Porque lo he visto. Muchos lo logran, pero ¿cómo le hacen?
Castielito de nuevo está en tu ropero. Yue, tu niña, ayer te buscaba en tu cuarto y miraba tu cama muy insistentemente, ¿cómo le digo que ya no vas a volver a cargarla ni cantarle ni darle besos hasta que se enoje?
¿Cómo me digo a mí misma que ya no hablarás conmigo?
¿Cómo voy a poder vivir sin ti? Eres mi otra mitad, aún ausente sigues siendo una mitad faltante. No sabes cuánto deseo que los papeles se inviertan, siento que te tocó la parte fácil. Quisiera cambiar de lugar, al fin y al cabo a esto que estoy haciendo no puede llamársele vivir, duele demasiado. De las dos siempre creí que tu tenías más posibilidades de una vida feliz que yo. Tu merecías más quedarte aquí que yo.
Hoy te soñé.
Estábamos estudiando, en algún tipo de universidad con dormitorios muy compactos. No pude ver tu rostro pero eras tu y platicábamos como siempre lo hemos hecho. Lo hacíamos. Estábamos contentas.
La mami dice que eso es bueno, que estuvieras contenta en el sueño. Para mí fue un golpe muy duro porque el sueño no duró más que apenas un suspiro y después tuve que despertar a una realidad donde te volví a perder por ese estúpido sueño. Otra vez ya no estabas conmigo. Otra vez todo el esfuerzo de ayer se fue al carajo y caí un poquito más profundo.
Aún no me cabe en la cabeza que entre tu y yo hay un NUNCA. Aún no digiero la idea de que no voy a volver a verte o a hablar contigo, apenas la pienso y ya no puedo respirar.
¿Cómo le hacen las personas para superar este tipo de pérdidas? Porque lo he visto. Muchos lo logran, pero ¿cómo le hacen?
Castielito de nuevo está en tu ropero. Yue, tu niña, ayer te buscaba en tu cuarto y miraba tu cama muy insistentemente, ¿cómo le digo que ya no vas a volver a cargarla ni cantarle ni darle besos hasta que se enoje?
¿Cómo me digo a mí misma que ya no hablarás conmigo?
¿Cómo voy a poder vivir sin ti? Eres mi otra mitad, aún ausente sigues siendo una mitad faltante. No sabes cuánto deseo que los papeles se inviertan, siento que te tocó la parte fácil. Quisiera cambiar de lugar, al fin y al cabo a esto que estoy haciendo no puede llamársele vivir, duele demasiado. De las dos siempre creí que tu tenías más posibilidades de una vida feliz que yo. Tu merecías más quedarte aquí que yo.
lunes, mayo 25, 2020
Día
¿Sabes cómo es esto del duelo?
Es tratar de caminar, hablar, respirar, limpiar, alimentar a los niños, hablar con los papis y los hermanos con un gran cuchillo clavado a la mitad del pecho y a pesar del dolor, a pesar de que un mal movimiento, un recuerdo o una perspectiva hagan que se clave un poco más y te duela hasta el tuetano y que todos lo puedan ver y todos te pregunten a cada momento "¿cómo estas?" sin saber que esa pregunta lo único que hace es señalar que pueden ver la herida sangrar, una herida que tratas de ignorar (sin éxito) y seguir haciéndolo sin importar nada, porque lo último que quiero es provocar más dolor para ellos.
Ridículamente tratas de seguir con tu "vida normal" a pesar de que para nada va a volver a ser normal.
La familia está muy preocupada por mi estado de salud, temen que enferme más o que presente más síntomas que simplemente no llegan. Los entiendo un poco, yo misma me vi en la posibilidad de caer enferma también aunque sé muy bien que no tengo tanta suerte como para que me pase a mí también.
Es tratar de caminar, hablar, respirar, limpiar, alimentar a los niños, hablar con los papis y los hermanos con un gran cuchillo clavado a la mitad del pecho y a pesar del dolor, a pesar de que un mal movimiento, un recuerdo o una perspectiva hagan que se clave un poco más y te duela hasta el tuetano y que todos lo puedan ver y todos te pregunten a cada momento "¿cómo estas?" sin saber que esa pregunta lo único que hace es señalar que pueden ver la herida sangrar, una herida que tratas de ignorar (sin éxito) y seguir haciéndolo sin importar nada, porque lo último que quiero es provocar más dolor para ellos.
Ridículamente tratas de seguir con tu "vida normal" a pesar de que para nada va a volver a ser normal.
La familia está muy preocupada por mi estado de salud, temen que enferme más o que presente más síntomas que simplemente no llegan. Los entiendo un poco, yo misma me vi en la posibilidad de caer enferma también aunque sé muy bien que no tengo tanta suerte como para que me pase a mí también.
domingo, mayo 24, 2020
La Nota
Ayer por la noche encontré una nota en mi celular que escribí el 31 de Marzo a la 1:07 am y escribiré sólo la primer parte:
Hoy en una noche díficil.
Momo, Nemo, Cheese y Jr duermen despatarrados en mi cama mientras yo me dedico a evitar un ataque de ansiedad. En la misma cama.
Tengo la incertidumbre y el temor de que se viene algo peor, no sólo para mi si no para gente que quiero y siento que mi ayuda no será lo suficiente cuando más necesaria sea...
¿Cómo pude ser tan estúpida?
Lo presentí un mes antes de que todo el declive iniciara y aún así no lo vi, no lo supe prevenir ni porque lo había presentido un maldito mes antes. Y entonces una culpa horrible se me vino en la boca del estomago. Tomé todas las peores decisiones que alguien en mi posición hubiera tomado, error tras error. Perdóname Ley!
Hoy se fue a poner la cruz a tu tumba, te volví a pedir perdón y por un momento me sentí un poco más tranquila, pero no fue suficiente. La noche anterior tuvo grandes consecuencias porque comprendí que merezco morir por haberte dejado a ti morir, por haber fallado. Yo era la única persona en la que confiabas y te fallé. Anoche sentí como si yo misma te hubiera matado y la culpa pesa más que cualquier pensamiento racional.
Ayer toda la familia me abrazó, me recordó que no estoy sola y cuánto me necesitan y me quieren y créeme que no hago nada al respecto por que no quiero provocar más traumas a mi Eddy o a mi Nany, porque ayer casi los escuché suplicando que viviera y no quiero provocarles más dolor, también porque mis seis niños necesitan que los cuide, porque ambas sabemos que nadie los va a cuidar como nosotras y estoy segura de que no quieres que yo los deje solos.
A veces fantaseo con que me dices que no hay problema, que lo pasado ya pasó (y luego te reirías como siempre lo hiciste al burlarte de mí con esa frase) que piensas que hice lo mejor y que cuando nos volvamos a ver arreglaremos cuentas, que no me siente mal porque es lo que yo haría si la cosa hubiera sido a la inversa. Jamás te culparía por alguna decisión, a mí me gustaría que siguieras tu vida lo mejor posible, lo más contenta posible porque yo te estaría esperando hasta que sea tu momento.
Luego también pienso que te arrebaté demasiado, me entra una culpa inmensa y la ansiedad vuelve a atacar sin tregua.
Te extraño mucho, aún me duele la idea de que ya no vas a estar conmigo nunca más, un hoyo sin fondo se instala en medio de mi ser y me da un miedo la perspectiva de la soledad, cosa que jamás me había molestado. No imagino una vida sin ti. ¿Qué voy a hacer sin ti?
Perdóname, Ley, jamás fue mi intención. Con gusto cambiaría de lugar contigo porque sé que lo merezco. Perdóname por arrancarte todos nuestros planes. No sabes cuanto deseo volvernos a ver y hablar contigo y escucharte y saber que estamos bien, que me perdonas y que al final no fue tan horrible como yo lo recuerdo.
No te preocupes, no voy a hacer nada estúpido, no por la familia, no por nuestros niños y no porque al final no me lo merezco, sería una salida fácil para mí, aunque te confieso que extrañamente no me veo viviendo tanto tiempo sin ti, y ya sabes que tengo algo de bruja, así que eso me tranquiliza un poquitin de un modo muy macabro.
Hoy en una noche díficil.
Momo, Nemo, Cheese y Jr duermen despatarrados en mi cama mientras yo me dedico a evitar un ataque de ansiedad. En la misma cama.
Tengo la incertidumbre y el temor de que se viene algo peor, no sólo para mi si no para gente que quiero y siento que mi ayuda no será lo suficiente cuando más necesaria sea...
¿Cómo pude ser tan estúpida?
Lo presentí un mes antes de que todo el declive iniciara y aún así no lo vi, no lo supe prevenir ni porque lo había presentido un maldito mes antes. Y entonces una culpa horrible se me vino en la boca del estomago. Tomé todas las peores decisiones que alguien en mi posición hubiera tomado, error tras error. Perdóname Ley!
Hoy se fue a poner la cruz a tu tumba, te volví a pedir perdón y por un momento me sentí un poco más tranquila, pero no fue suficiente. La noche anterior tuvo grandes consecuencias porque comprendí que merezco morir por haberte dejado a ti morir, por haber fallado. Yo era la única persona en la que confiabas y te fallé. Anoche sentí como si yo misma te hubiera matado y la culpa pesa más que cualquier pensamiento racional.
Ayer toda la familia me abrazó, me recordó que no estoy sola y cuánto me necesitan y me quieren y créeme que no hago nada al respecto por que no quiero provocar más traumas a mi Eddy o a mi Nany, porque ayer casi los escuché suplicando que viviera y no quiero provocarles más dolor, también porque mis seis niños necesitan que los cuide, porque ambas sabemos que nadie los va a cuidar como nosotras y estoy segura de que no quieres que yo los deje solos.
A veces fantaseo con que me dices que no hay problema, que lo pasado ya pasó (y luego te reirías como siempre lo hiciste al burlarte de mí con esa frase) que piensas que hice lo mejor y que cuando nos volvamos a ver arreglaremos cuentas, que no me siente mal porque es lo que yo haría si la cosa hubiera sido a la inversa. Jamás te culparía por alguna decisión, a mí me gustaría que siguieras tu vida lo mejor posible, lo más contenta posible porque yo te estaría esperando hasta que sea tu momento.
Luego también pienso que te arrebaté demasiado, me entra una culpa inmensa y la ansiedad vuelve a atacar sin tregua.
Te extraño mucho, aún me duele la idea de que ya no vas a estar conmigo nunca más, un hoyo sin fondo se instala en medio de mi ser y me da un miedo la perspectiva de la soledad, cosa que jamás me había molestado. No imagino una vida sin ti. ¿Qué voy a hacer sin ti?
Perdóname, Ley, jamás fue mi intención. Con gusto cambiaría de lugar contigo porque sé que lo merezco. Perdóname por arrancarte todos nuestros planes. No sabes cuanto deseo volvernos a ver y hablar contigo y escucharte y saber que estamos bien, que me perdonas y que al final no fue tan horrible como yo lo recuerdo.
No te preocupes, no voy a hacer nada estúpido, no por la familia, no por nuestros niños y no porque al final no me lo merezco, sería una salida fácil para mí, aunque te confieso que extrañamente no me veo viviendo tanto tiempo sin ti, y ya sabes que tengo algo de bruja, así que eso me tranquiliza un poquitin de un modo muy macabro.
sábado, mayo 23, 2020
Hoy
Ley.
Hoy la familia va a levantar tu cruz, vienen amigas de la Vieji lo que no me hace muy feliz porque se me hacen todas muy falsas.
Tengo una tristeza que ya no se disipa muy bien. Durante la noche me la pasé dormitando nada más, no le dije a la familia porque se preocupan, aunque no me lo dicen los síntomas que tengo de gripa les preocupa mucho. La verdad la idea de morir no me parece tan macabra, más bien ahora es como una promesa de volverte a ver donde quiera que estés. Incluso he pensado que una vez que mis niños se te unan allá, yo los siga sin mucho retraso. La muerte ha pasado a ser ahora un consuelo, sé que se ve mal que lo diga así, pero eso es justo lo que pienso.
También he estado reflexionando, no te pensaba porque me dolía mucho y rehuyo de ese sentimiento, pero he estado considerando la idea de abrazar ese dolor y ese hueco en el estomago y tratar de vivir con él. Hacerlo mío, no rehuir y sólo dejarlo sentir, aunque no sé si lo soporte o es la idea correcta.
Aún no me cabe en la cabeza que no estés, sigo esperando oír tu voz o verte salir de tu cuarto. No me cabe en la cabeza.
Hoy la familia va a levantar tu cruz, vienen amigas de la Vieji lo que no me hace muy feliz porque se me hacen todas muy falsas.
Tengo una tristeza que ya no se disipa muy bien. Durante la noche me la pasé dormitando nada más, no le dije a la familia porque se preocupan, aunque no me lo dicen los síntomas que tengo de gripa les preocupa mucho. La verdad la idea de morir no me parece tan macabra, más bien ahora es como una promesa de volverte a ver donde quiera que estés. Incluso he pensado que una vez que mis niños se te unan allá, yo los siga sin mucho retraso. La muerte ha pasado a ser ahora un consuelo, sé que se ve mal que lo diga así, pero eso es justo lo que pienso.
También he estado reflexionando, no te pensaba porque me dolía mucho y rehuyo de ese sentimiento, pero he estado considerando la idea de abrazar ese dolor y ese hueco en el estomago y tratar de vivir con él. Hacerlo mío, no rehuir y sólo dejarlo sentir, aunque no sé si lo soporte o es la idea correcta.
Aún no me cabe en la cabeza que no estés, sigo esperando oír tu voz o verte salir de tu cuarto. No me cabe en la cabeza.
Eneby
Ley,
Hoy le avisé a Eneby. Le escribí porque sospeché que iba a ser difícil. Obviamente me marcó porque la noticia fue muy fuerte, pobrecita, me marcó llorando, enojada, desesperada e incrédula pero con el dolor en la garganta, yo sólo le decía "Perdón, perdón", interrumpió sus lamentos para decirme que no fue mi culpa, pero no estoy segura de si eso es verdad.
Me pidió explicaciones, le conté a grandes rasgos cómo había sido, recordé cómo la ambulancia no llegó a tiempo de manera deliberada y lo injusto que había sido tu partida, tanto por los doctores y la ambulancia, tanto por mí por no haber hecho más.
Tengo un sentimiento de culpa que va en aumento como van pasando los días porque ahora se me ocurren más cosas que pude haber hecho y no hice. No te fui suficiente y eso nunca en la vida me lo voy a perdonar. Perdóname, Ley, debía haber hecho más. Perdóname.
He notado que mi Yue ya no sonríe tanto como antes lo hacía, antes la mayor parte del tiempo andaba con su sonrisa, ahora su boquita es una línea recta más permanente, aunque no te miento, ella también le está echando bastantes ganas, su espíritu latoso la mantiene de pie, pero esa sonrisa espero que pronto la recupere de nuevo. Era una niña tan feliz con su madre y ahora parece apenas aguantar.
Ay mi Ley, perdóname también porque casi no te pienso, pero todavía no puedo. Cualquier recuerdo tuyo duele mucho. Apenas hoy hablaban del cumpleaños del hermano, recuerdo como te burlabas del tipo grandote con su voz aguda. Recuerdos tan cercanos y al mismo tiempo pertenecientes a una vida totalmente diferente. Ese día ni siquiera sospechábamos lo que nos esperaba.
También recordé el viaje a Oaxaca. El accidente ya no parece tan feo, Es increíble que ahora podría formar parte de los buenos recuerdos por el simple hecho de que tu estabas, todos aún estábamos. Me rompería la pierna mil veces más y aguantaría felizmente el dolor si con eso te mantuviera a mi lado.
Me voy porque mi Yue no me deja escribir. Descansa donde quiera que estés. Te prometo nos volveremos a ver.
Hoy le avisé a Eneby. Le escribí porque sospeché que iba a ser difícil. Obviamente me marcó porque la noticia fue muy fuerte, pobrecita, me marcó llorando, enojada, desesperada e incrédula pero con el dolor en la garganta, yo sólo le decía "Perdón, perdón", interrumpió sus lamentos para decirme que no fue mi culpa, pero no estoy segura de si eso es verdad.
Me pidió explicaciones, le conté a grandes rasgos cómo había sido, recordé cómo la ambulancia no llegó a tiempo de manera deliberada y lo injusto que había sido tu partida, tanto por los doctores y la ambulancia, tanto por mí por no haber hecho más.
Tengo un sentimiento de culpa que va en aumento como van pasando los días porque ahora se me ocurren más cosas que pude haber hecho y no hice. No te fui suficiente y eso nunca en la vida me lo voy a perdonar. Perdóname, Ley, debía haber hecho más. Perdóname.
He notado que mi Yue ya no sonríe tanto como antes lo hacía, antes la mayor parte del tiempo andaba con su sonrisa, ahora su boquita es una línea recta más permanente, aunque no te miento, ella también le está echando bastantes ganas, su espíritu latoso la mantiene de pie, pero esa sonrisa espero que pronto la recupere de nuevo. Era una niña tan feliz con su madre y ahora parece apenas aguantar.
Ay mi Ley, perdóname también porque casi no te pienso, pero todavía no puedo. Cualquier recuerdo tuyo duele mucho. Apenas hoy hablaban del cumpleaños del hermano, recuerdo como te burlabas del tipo grandote con su voz aguda. Recuerdos tan cercanos y al mismo tiempo pertenecientes a una vida totalmente diferente. Ese día ni siquiera sospechábamos lo que nos esperaba.
También recordé el viaje a Oaxaca. El accidente ya no parece tan feo, Es increíble que ahora podría formar parte de los buenos recuerdos por el simple hecho de que tu estabas, todos aún estábamos. Me rompería la pierna mil veces más y aguantaría felizmente el dolor si con eso te mantuviera a mi lado.
Me voy porque mi Yue no me deja escribir. Descansa donde quiera que estés. Te prometo nos volveremos a ver.
jueves, mayo 21, 2020
Los hubiera y los cállate
Mi mente está llena de hubiera, cada uno acompañado con su respectivo peso desagradable en la boca del estomago, como si cada "hubiera" liberará una dosis de miedo y culpa, arrepentimiento y dolor.
Cuando logro tomar un poco de control sobre los "hubiera" una voz repite una y otra vez la orden "¡cállate, cállate!" en tono urgente demandandome a llevar mis pensamientos en otra dirección, pero es que no puedo dejar de pensar: "hubiera hecho más, lo hubiera hecho antes, te hubiera preguntado, hubiera exigido, te hubiera cuidado mejor, te hubiera internado, te hubiera comenzado a dar respiración boca a boca antes, te hubiera preguntado más detalladamente tus síntomas, no me hubiera conformado, me hubiera informado más, hubiera llamado a alguien más, me hubiera quedado contigo esa última noche para así haber tomado más conciencia de lo que te aquejaba, hubiera..."
Y después, justo un mili segundo después alucino que tal vez si hubiera hecho aunque sea alguno de estos hubiera tu seguirías aquí, recuperándote de lo que hubiera sido sólo un horrible susto y es entonces cuando aquella horrible pesadez invade mi estómago y me grito a mí misma ¡Cállate, cállate! y me obligo a sacar mi cabeza de estos tormentosos pensamientos que lo único que hacen es llevarme a la oscuridad.
Aún me dan bajones, aún me da un miedo pensar que todo aquello en verdad pasó. Trato de alucinar que todo eso que viví no fue para así no tumbarme en la oscuridad que amenaza mis días desde que te fuiste... o dejé que te fueras.
Perdóname, Ley.
Qué insuficientes palabras pero no se me ocurren otras, no pienso en otras. Ojalá estuvieras aquí para calmarme un poco, ojalá que simplemente estuvieras aquí y punto.
miércoles, mayo 20, 2020
Ley
¿Cómo se supone debo de hacer esto?
Estas en todos lados, cada paso, cada objeto, cada pensamiento aún escucho en mi mente tu voz haciendo algún comentario o recordando tus palabras. Todo duele a estas alturas.
¿Cómo se pudo torcer todo tan de pronto?
El remordimiento me carcome y las imágenes de tus últimos momentos me acechan sin piedad en cualquier momento. No puedo respirar y tengo miedo, un miedo intenso, profundo, un miedo que suena más a pánico y que trato de evadir con todas mis fuerzas.
Te quiero aquí conmigo como se suponía que deberías estar. No puedo imaginarme una vida sola, siempre estabas y ahora ya no y yo qué hago con eso. O debería decir, qué hago sin eso, qué hago sin ti.
Cada momento del día se siente incompleto, incluso mi respiración se siente incompleta, como si algo impidiera la entrada del aire a mis pulmones. ¿Yo qué hago sin ti? si en cada oportunidad me recordabas que eramos ambas en el mismo paquete, cada decisión desde hace quince años era pensando en las dos, ¿Cómo podré pensar ahora sólo en una?
Tengo pánico de que esto se ponga peor, apenas ha pasado una semana y siento que mis fuerzas bajaron considerablemente, ¿cómo le hago, Ley, para que me permitas vivir sin ti?
Sigo pensando que es un sueño, una parte de mí me dice que esto no ha pasado, que en cualquier momento me hablaras o saldrás de tu cuarto gritándome o llegaras con tu cara de cansancio y fastidio y dirás: "Qué bueno que ya estoy en mi casita" como siempre me decías y te tumbabas en el sillón.
¿Cómo voy a soportar ya no ver que abrazas a Yue y que le cantas y que le das tantos besos hasta que la haces enojar?
¿Cómo voy a soportar vivir sin mi otra mitad? ¿Y que se hace con este vacío justo en el centro de mi ser?
No sabes cuántas veces al día imploro por una segunda oportunidad, por regresar el tiempo y hacer las cosas diferentes, imploro porque me dejen cambiar sólo una pequeña cosita, imploro porque esto sólo sea una pesadilla que se extendió demasiado en mi mente y que me despiertes gritando.
No sabes lo que daría sólo por poder hablar contigo una vez más y saber que ahora estas bien, y decirte yo cuánto es que me importas y cuánto lo lamento.
Recuerdo esa tarde en que después de comer, te quedaban libres aún unos 20 minutos y nos fuimos a acostar a tu cama y el sueño nos venció y ya no regresaste a terminar tu turno, aunque nadie lo notó. Quisiera regresar ahí, justo a ese punto y que estés acostada a mi lado y despertarnos todas modorras tratando de recuperar la conciencia y tratar de poner las ideas en orden sin mucho éxito. Regrésame a ese punto, por piedad, por lo que más quieras, regresanos ahí para poder hacer las cosas diferentes esta vez, para que te puedas quedar y cumplir lo que tenías que hacer.
Tantos planes que te llevaste entre tus manitas.
Ley, perdóname, hice todo lo que pude y todo lo que creí correcto, perdóname por cada mala decisión, perdóname por no haber sido suficiente y no tener la fuerza ni la sabiduría para mantenerte a mi lado.
No te tenías que haber ido, no así, no ahora. Íbamos a envejecer juntas con nuestros achaques y nuestras manías y nuestros niños.
Le doliste mucho a mi Castielito, va y se sube a tu ropero y se hace bolita como si tuviera frío y se queda dormido en un rinconcito. Yo no lo alcanzo para abrazarlo. Ni siquiera puedo decirle que estaremos bien, porque ni siquiera yo lo sé. Si este dolor se empeora no me quiero ni imaginar del porvenir.
Mis niños me obligan a levantarme, también siento una responsabilidad enorme con la familia porque, créeme y tu bien sabes, si yo no tuviera a nadie ya estaría contigo ahora mismo. No hubiera durado tanto pero tantas obligaciones me detienen de sólo caer y de sólo dejarme ir.
Ahora mismo Yue está viendo cómo te escribo esto que espero que leas si aún andas por aquí.
Deberías de haber sabido que la mitad de mi te la llevarías. Esa mitad y la que me dejaste es la que más me duele. Yo no sé vivir sin ti, no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo o de querer hacerlo, sólo sé que lo tengo que hacer y también eso me está matando.
¿Esto sin tí cómo se hace?
Te sigo hablando, me acerco a tu cuarto y te hablo porque me siento un poquito mejor, porque ignorarte o sólo pensar que ya no me escuchas me es insoportable.
Ya no quiero pensar, quisiera arrancarme la cabeza y dejar de pensar y de recordar. Ya no quiero, Yeya, ya no quiero.
Estas en todos lados, cada paso, cada objeto, cada pensamiento aún escucho en mi mente tu voz haciendo algún comentario o recordando tus palabras. Todo duele a estas alturas.
¿Cómo se pudo torcer todo tan de pronto?
El remordimiento me carcome y las imágenes de tus últimos momentos me acechan sin piedad en cualquier momento. No puedo respirar y tengo miedo, un miedo intenso, profundo, un miedo que suena más a pánico y que trato de evadir con todas mis fuerzas.
Te quiero aquí conmigo como se suponía que deberías estar. No puedo imaginarme una vida sola, siempre estabas y ahora ya no y yo qué hago con eso. O debería decir, qué hago sin eso, qué hago sin ti.
Cada momento del día se siente incompleto, incluso mi respiración se siente incompleta, como si algo impidiera la entrada del aire a mis pulmones. ¿Yo qué hago sin ti? si en cada oportunidad me recordabas que eramos ambas en el mismo paquete, cada decisión desde hace quince años era pensando en las dos, ¿Cómo podré pensar ahora sólo en una?
Tengo pánico de que esto se ponga peor, apenas ha pasado una semana y siento que mis fuerzas bajaron considerablemente, ¿cómo le hago, Ley, para que me permitas vivir sin ti?
Sigo pensando que es un sueño, una parte de mí me dice que esto no ha pasado, que en cualquier momento me hablaras o saldrás de tu cuarto gritándome o llegaras con tu cara de cansancio y fastidio y dirás: "Qué bueno que ya estoy en mi casita" como siempre me decías y te tumbabas en el sillón.
¿Cómo voy a soportar ya no ver que abrazas a Yue y que le cantas y que le das tantos besos hasta que la haces enojar?
¿Cómo voy a soportar vivir sin mi otra mitad? ¿Y que se hace con este vacío justo en el centro de mi ser?
No sabes cuántas veces al día imploro por una segunda oportunidad, por regresar el tiempo y hacer las cosas diferentes, imploro porque me dejen cambiar sólo una pequeña cosita, imploro porque esto sólo sea una pesadilla que se extendió demasiado en mi mente y que me despiertes gritando.
No sabes lo que daría sólo por poder hablar contigo una vez más y saber que ahora estas bien, y decirte yo cuánto es que me importas y cuánto lo lamento.
Recuerdo esa tarde en que después de comer, te quedaban libres aún unos 20 minutos y nos fuimos a acostar a tu cama y el sueño nos venció y ya no regresaste a terminar tu turno, aunque nadie lo notó. Quisiera regresar ahí, justo a ese punto y que estés acostada a mi lado y despertarnos todas modorras tratando de recuperar la conciencia y tratar de poner las ideas en orden sin mucho éxito. Regrésame a ese punto, por piedad, por lo que más quieras, regresanos ahí para poder hacer las cosas diferentes esta vez, para que te puedas quedar y cumplir lo que tenías que hacer.
Tantos planes que te llevaste entre tus manitas.
Ley, perdóname, hice todo lo que pude y todo lo que creí correcto, perdóname por cada mala decisión, perdóname por no haber sido suficiente y no tener la fuerza ni la sabiduría para mantenerte a mi lado.
No te tenías que haber ido, no así, no ahora. Íbamos a envejecer juntas con nuestros achaques y nuestras manías y nuestros niños.
Le doliste mucho a mi Castielito, va y se sube a tu ropero y se hace bolita como si tuviera frío y se queda dormido en un rinconcito. Yo no lo alcanzo para abrazarlo. Ni siquiera puedo decirle que estaremos bien, porque ni siquiera yo lo sé. Si este dolor se empeora no me quiero ni imaginar del porvenir.
Mis niños me obligan a levantarme, también siento una responsabilidad enorme con la familia porque, créeme y tu bien sabes, si yo no tuviera a nadie ya estaría contigo ahora mismo. No hubiera durado tanto pero tantas obligaciones me detienen de sólo caer y de sólo dejarme ir.
Ahora mismo Yue está viendo cómo te escribo esto que espero que leas si aún andas por aquí.
Deberías de haber sabido que la mitad de mi te la llevarías. Esa mitad y la que me dejaste es la que más me duele. Yo no sé vivir sin ti, no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo o de querer hacerlo, sólo sé que lo tengo que hacer y también eso me está matando.
¿Esto sin tí cómo se hace?
Te sigo hablando, me acerco a tu cuarto y te hablo porque me siento un poquito mejor, porque ignorarte o sólo pensar que ya no me escuchas me es insoportable.
Ya no quiero pensar, quisiera arrancarme la cabeza y dejar de pensar y de recordar. Ya no quiero, Yeya, ya no quiero.
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