miércoles, abril 06, 2011

Algunas Llamadas Deberían Permanecer Perdidas

Última Llamada de Enrique Hoefnagel
Paréntesis.

Aquí va una pequeña anécdota ocurrida el fin de semana. Mientras caminaba por las calles del centro, @leysfren y yo encontramos a aquellas estatuas vivientes que logran una inmovilidad extraordinaria bajo el sol y la mirada de los transeúntes. Entre aquellos seres encontramos al Sombrerero Loco quien en ese momento jugaba con una pequeñuela aquello de "Ten un chocolate. Mejor no te lo doy. Ahora sí te lo doy. Mejor no. Ahora sí. No. Esta es la buena. Ja, te engañé." mientras la pequeñuela estiraba y estiraba su pequeño brazo. No sé si fue su traje o la crueldad mostrada lo que me animó a tomarle una foto y hasta posó para que la sacara. Cuando la obtuve hizo la seña bien mexicana de "mochate" lo cual me pareció justo, porque hasta posó dos veces, ya que en la primera un tipo creyó que su espalda era más interesante o quizás pensó que estaba en modo invisible, como sea, decidí donarle algo a su causa pero corría el riesgo de pararme frente a él mientras intentaba jugar aquello de "Ten un chocolate. Mejor no te lo doy. Ahora sí te lo doy. Mejor no. Ahora sí. No. Esta es la buena. Ja, te engañé." frente a todos, así que me quedé pensando cómo hacerle llegar la contribución. Su cesto era una vasija muy pequeña y yo no me especializo en eso de la puntería, aventárselo a la cara no parecía muy educado y acercarme para dárselo en la mano corría el riesgo de que si empezaba aquel estúpido juego lo tirara al suelo, le quitara su sombrero y lo aporreara con él mientras le gritara histérica "Dame mi chocolate, dame mi chocolate" Pero está vida me ha enseñado que a veces actuar por impulso es la mejor solución, así que algo lo distrajo tras sus espaldas y pensé: "Ahora o nunca" y en cuestión de segundos me acerqué, coloqué la moneda, me dí la vuelta y le hice señas a Tiffa, quién me miraba perpleja para emprender la huida. Me dijo que ni siquiera se dio cuenta cuando desaparecí de su lado. Al parecer, bajo presión, mi agilidad mejora considerablemente.

Abril 2, 2011.
Era el año enrealidadnolorecuerdo, cuando todavía era estudiante que encontré a dos excelentes profesores, el primero fue el Ing. Crail quien estuvo en mi doctorado de Cálculo Diferencial, con él cursé también Cálculo Integral. Es un gran profesor, siempre sonriente, "sonrisa de guason" decía Tiffa y no se equivocaba. Solía repartir dulces en sus clases, los famosos "chiclosos" y explicar la asignatura de una manera que era imposible no entender. 

Para cursar Cálculo Integral Tiffa no alcanzó lugar en el grupo del Ing. Crail, por lo que se vio obligada a inscribirse con un profesor desconocido, fue cuando conocimos a la Ing. Mayve quien resultó a su vez, ser alumna del Ing. Crail en sus años de estudiante y bajo la recomendación del segundo Tiffa no cambió de profesor. 

Así pues, ese semestre asistíamos a ambas clases, dos Cálculos Integrales en un mismo semestre, cosa que el profesor Crail presumió a sus colegas en una mañana en que la facultad había sido cerrada y habíamos saludado a los profesores. Ambas coloradas como jitomates tras los halagos y las miradas de un grupo de profesores nos dimos cuenta cuán Nerd sonaba todo aquello.

Aún recuerdo la primer clase con la Ing. Mayve. Se resolvían ejercicios simples en el pizarrón, o pintarrón, porque creo que así se le llama a los blancos, anyway, nos sentábamos hasta adelante y la profesora se había colocado atrás para intimidar más, entonces graciosa como siempre y al ver la duda del compañero que estaba al frente, Tiffa comenzó a decir en voz baja "es cinco, es cinco", obviamente no era lo correcto. Si le preguntas a Tiffa que piense en un número, éste siempre va a ser 5. 

La profesora creyó que yo era la bromista por lo que me pasó al frente a ayudar al compañero mientras Tiffa se desternillaba de risa.

En otra ocasión, recuerdo a la profesora explicando la clase cuando en lugar de decir "pi medios" dijo "pi miedos" Creí que todo mundo reiría pero al parecer todos estaban pensando en la historia de Babilonia, por lo que solo Tiffa y yo nos dimos cuenta del gracioso error y conteniendo las risotadas nos percatamos que la profesora se había dado cuenta de que nosotras nos habíamos dado cuenta, por lo que pasamos a ser tres reprimiendo sendas carcajadas.

Fue así como comenzó una amistad entre esos dos profesores y nosotras, porque hasta por coincidencia (o no) ambos compartían cubículo. Con el tiempo nos frecuentábamos y hasta llegamos a ser sus estorbantes, de ambos, para el servicio. El trabajo consistía en aplicar exámenes finales y calificar tareas, nosotras con amplio conocimiento en los Cálculos pues era algo realmente fácil y agradable porque convivíamos frecuentemente con ambos profesores.

En la facultad hay una plaza, un alumno que supervisa a los demás estorbantes y recibe un pago por ello, entonces fue cuando los profesores nos dijeron que cuando alcanzáramos el promedio y el avance requerido querían que ocupáramos ese cargo, pero el tiempo pasó y no todo ocurrió como debería haber ocurrido.

En mi caso, las cosas cambiaron. Abandoné la facultad y un factor que me retuvo bastante tiempo fueron aquellos profesores, porque de algún modo, sentía (o siento) que al dejar todo aquello los decepcioné (o los decepcionaré cuando lo sepan) So Gross.

Hoy llegó la llamada. Era la Ing Mayve pidiéndome que ocupara el cargo que hace tiempo ya estaba asignado a mí. No supe qué contestar, no supe cómo decirle que para mí aquello ya es imposible, no supe decirle que esa era una parte de mi vida alterna que me dolió dejar, no supe cómo decirle que no iba a poder volver. No supe cómo decirle la verdad.

Es difícil. No me arrepiento de haber abandonado ese camino, porque lo hice por mis razones, porque lo hice por mí, quizá fue lo primero que hice por mí. Tampoco me arrepiento haber elegido esa facultad porque conocí a aquellos profesores, porque estudié lo que me gustaba y porque en ese momento me parecía lo correcto, pero esto no atenúa los contras de haber abandonado todo, no atenúa el hecho de que decepcionaré a dos profesores que se enorgullecían de las alumna que entraban a sus clases: ambas, sin importar estar inscrita o no. No olvido el hecho de que abandoné a algo más que los estudios o un futuro confortable.

El oír la voz de Mayve decepcionada cuando dije que por el momento no podía, cuando escuché a lo lejos el saludo del Ing. Crail fue como escuchar gritar aquella vida alterna diciéndome "mira, sigo aquí, mira lo que has dejado. Es hora de ponerte a vivir de verdad para que esto haya valido la pena" mientras me zarandeaba. Algo peligroso porque en mi cabeza ha estado rondando un proyecto grande y peligroso, y estos mensajes no me ayudan a pensar claramente, aunque como he sabido y he aprendido: Nada funciona si lo planeas. Sigue el impulso. No sé, quizá me corte la cabeza en el camino, quizá me atreva a dar el gran salto. Y eso es todo lo que voy a decir sobre eso.

PD1. Obviamente, no soy fotógrafa, así que disculpen la mala calidad.
PD2. Sucker Punch superó mis expectativas, y el Soundtrack es perfecto. 

6 comentarios:

Guerrero dijo...

El ser impulsivos nos saca de un camino pero nos lleva a otro, sea como sea siempre hay que prepararnos para saltar.
Me gustó leer esto en estos momentos.

saludos y que andes mejor ahora.

Mar dijo...

Gracias, Guerrero, espero que te haya servido para bien.

Michell Cerón dijo...

Yo siempre he creido que lo que hiciste requeria de mucho valor y eso siempre me ha hecho admirarte, aveces el pasado regresa en formas intempestivas, pero hay que saber afrontarlo y tomar de él lo necesario para poder seguir hacia adelante n_n.

No creo que ellos esten decepcionados de ti, de hecho deben estar felices de haber sido tus profesores.


Y si, atrevete a caminar al borde del abismo, ve hacia lo peligroso, hacia lo monstruoso, crea sobre el mundo algo parecido a una revolución o un cataclismo, yo estare ansioso de ser observador de ese gran proyecto.

Espero que tus días sean maravillosos.

Sonrisas

Mar dijo...

Gracias por los buenos augurios, Mr. Hyde.

Ahora a buscar un desfiladero bien alto para dar el gran salto.

Saludos.

Lobita Nocturna dijo...

Ay que linda casualidad!!! Hoy tuve un ataque de impulsividad que me hizo salir temprano de casa y caminar diez cuadras solo para descubrir que fue en vano. Luego, un segundo intento en un lentobús para mismos resultados. Pero tengo mucha pia y no sé como bajarla aún, mi pancita ruge de hambre y mi corazón late deseando que las cosas fueran distintas y... ¡aaaaay! ahora sé cómo se sienten los animales en el zoo, qué estrés.
Jajaja, hay muchas de esas estatuas en mi ciudad, aunque nunca había visto a nadie disfrazado así, hay algo de terrorífico en su aspecto que me hace querer huir por mi vida... luego de robarle un chocolate, claro.

Mar dijo...

Sí, es lo que más lamento, Lobita, no haber obtenido mi chocolate.