miércoles, julio 01, 2020

Distracciones

La mejor forma de construir muros es evitándote.

En las últimas semanas encontré algo con qué obsesionarme, me funciona como si fuera una droga.

Descubrí en los días recientes que el dolor se acentuó en la boca de mi estomago para no irse. Todo el tiempo está ahí esperando un momento de descuido para hundirme en una oscuridad que, si dejo que me atrape, no podré salir. Sé de lo que soy capaz, conozco mis limitaciones y mis alcances, sé que si dejo que la idea sobrepase cierto límite no habrá nadie que me detenga para terminar de una vez con este infierno. De forma permanente. No soy estúpida y sé que no lo debo hacer. Aunque tal vez lo soy por no hacerlo.

Este pesar se hace insoportable en ciertos días. En estos días quiero llorar todo el tiempo, quiero dejarme caer por completo y eso me da miedo, no por mí, me da miedo el dolor que voy a causar a todos, la carga que sería para todos. Tú sabes bien que por eso me detengo, pero cada vez el esfuerzo que tengo que invertir en no dejarme vencer es cada vez mayor y, la verdad, ya estoy cansándome de hacerlo.

Como soy experta en hundirme en mundos alternativos y es la única forma en que puedo controlar a mi perversa mente y me hundí en la lectura, pero sus efectos son sólo momentáneos por lo que debo de estar pegada, literalmente, cada momento del día en las palabras y crear una obsesión que parece más bien actuar como una droga que me mantiene alejada de mi yo, pero al segundo que despego mi mirada de las páginas la pesadumbre está ahí en mi estomago a la espera de cualquier brecha para colarse dentro de mi pecho. Ya te imaginarás que el simple echo de probar bocado me trae a la realidad y eso impide que siga comiendo. Con mucho esfuerzo lo hago para no preocupar a los papis, pero me pregunto: si el simple hecho de comer me está matando, ¿cuál es el punto de hacerlo?

El sábado fue un día particularmente malo. Todo el tiempo el ansia, el temor, el "para siempre" me estaban comiendo pedazo a pedazo. Nemo se fue a maullar a tu cuarto con mucha tristeza, todo el día estuvo muy inquieto y traté de distraerme. 

Estaba viendo el capítulo de Sens8, en donde Lito está en el museo de Diego Rivera y ¡Santos infiernos malditos! Recordé todo lo que hicimos ese día y el porqué me llevaste a la casa Azul de Frida Kahlo. Habíamos estado peleando, teniendo tantos problemas y lo hiciste sólo porque sabías que a mí me gustan esas cosas. Gastaste todos tus ahorros en organizar un día perfecto para mí y que ya no siguiéramos molestas la una con la otra. Te esforzabas tan duro que al principio fue incomodo pero después decidí poner de mi parte. Querías comprarme todo lo que veía y al final nos ofrecieron el viaje al de Diego Rivera. ¡Por todos los dioses! es tan maravilloso, caminamos junto con el guía absorbiendo cada palabra, maravillándonos tanto con lo que nuestros ojos veían que todos nuestros problemas y discusiones se fueron muy, muy lejos. Era solo un día para nosotras.

Compraste varios cuadros de Frida. Cuadros que ahora cuelgan de las paredes recordándome, de nuevo, que no vas a estar. Que ya no estas y no vas a regresar.

¡¿Qué mierda es esta?!

Todo es doloroso, todo es peligroso.

Mi mente se desató, creo que es su forma de superponerse y contrarrestar los muros y distracciones que me impongo. Ahora cada momento me trae los peores recuerdos, las peores perspectivas que evito considerar. Mi mente quiere hacerme pagar por todos los errores evocando mi infierno personal en cada oportunidad que tiene.

"Depression in living in a body that fights to survive whit a mind that tries to die"

Fights. Tu tatuaje me da una bofetada: "Nunca te rindas sin dar la pelea". ¿A caso sabías que algo así iba a  pasar?, ¿por eso lo elegiste?, ¿por qué no otra frase, por qué no una figura, por qué precisamente eso?, ¿el mensaje es para mí?

¡Qué narcisista soy al pensar algo así, ¿no?!

Y luego viene la culpa. Justo ayer fue un día relativamente bueno. Mis emociones parecían completamente selladas. No podía sentir nada, pero ¡Ay mi cabeza! me empezó a recriminar por no sentir nada evocando el peor día de mi vida. Traté de callarla lo más que pude, pero al final de día la culpa era insoportable, entonces puse las canciones prohibidas. Un leve pesar se expandió aliviando la culpa, pero atormentándome como siempre. Afortunadamente el cansancio vino al rescate. Si he dormido tres horas seguidas por día durante las dos ultimas semanas es mucho, el cansancio empezó a vencer a mis ojos a las 11 de la noche quitándome el tiempo para seguir torturándome de una u otra forma.

Dian dice que tengo que dejarme caer, un día, que todo sea lágrimas y mocos para exorcizar todo lo que tengo dentro. No puedo hacerlo. Primero: no quiero causar pena en la familia porque sé que se preocuparían, sé que con hacerlo yo misma abriría la herida que dejaste en cada uno de ellos; segundo: porque sé que no voy a levantarme, una vez que me deje caer no voy a querer salir y la idea que estoy tratando de mantener a raya va a ser la única luz que pueda ver en medio de esa oscuridad, y no debo hacerlo.

1 comentario:

Unknown dijo...

La boca siempre nos ha traído problemas, si no es por las palabras es por el estómago, o por la del lobo.

¿Pero es que acaso las bocas pueden escupir las tristezas cuando se lo proponen?

Ojalá te encuentres mejor ahora.


Saludos!!