viernes, abril 20, 2012

Una Planta

 Hace unas semanas...

Me estoy empezando a acostumbrar a esta ciudad de constantes temblores. El movimiento lento que confunde mi mente y me hace pensar que de una manera soy tan disfuncional que me mareo sentada en un sofá de la biblioteca no es tan malo. ¡Caray, ¿Soy especial o qué?!

Luego viene la mirada entre pánico e incredulidad del hombre de edad mayor frente a mi que de seguro pensaba exactamente lo mismo que yo ¿Tenía yo esa expresión en el rostro?
Después el policía comienza a anunciar que nos peguemos a las paredes como viles cucarachas. Sean Connery deja su silla y se levanta ágilmente con la duda en su rostro entre entrar en pánico y correr o guardar la compostura. Desde luego me voltea a ver. No hay nada como una segunda opinión para tomar la opción correcta ¡Ah! Pero lo que ve en mí es su tercera opción: hacerla de caballero con capa y espada. Creo que de haber tenido tiempo hasta jala con el corcel dado que me mantuve inmóvil en mi gran sillón. Lo mire acercarse de reojo esperando que el libro me cubriera de la vista de Sean Connery. Bueno, estaba temblando era lógico que mi mente no entendiera de dimensiones.

¡Qué rayos! Total, me levanté, o por lo menos lo intenté, esperaba con elegancia y agilidad que la juventud me permitiera, pero vaya si soy ingenua, ¡por Dios, estoy hablando de mí! Solo yo podía, en un movimiento, enredarme con el cable de los audífonos, levantar mis cuadernos y arrojar los bolígrafos tras el sofá, todo lo anterior sin lograr ponerme sobre mis pies.

Segundo intento. No mejor que el primero: decido que tal vez, y sólo tal vez no es necesario llevar todas mis cosas, después de todo solo iría a unos cuantos pasos de distancia así que dejo todo a un lado para tener mis manos libres e intento de nuevo ponerme sobre mis pies… Strike two!

El cable de los audífonos me detiene porque sigue conectado al celular que quedó enterrado por libretas y libros, regreso a mi posición original con un poco menos de gracia. Sean Connery decide que soy un caso perdido y me abandona para colocarse pegado a la pared y salvar el resto de vida que le queda.

Tercer intento: Jalo el cable para liberar el celular pero hago un alboroto como si luchara agresivamente contra las cosas para recuperar mi móvil y ya sin preocuparme por conservar el estilo me coloco a un lado de Sean Connery.

Cuando el movimiento telúrico terminó decidieron que era mejor desalojarnos para comprobar la estructura. Recogí mis cosas, recuperé mis bolígrafos y me dirigí a los jardines.

Todo esto para concluir que tras apreciar todas mis habilidades y destrezas deduzco que en mi vida anterior fui una planta.

2 comentarios:

Reinhardt Langerhans dijo...

Bueno, no todos estamos benditos con habilidad psicomotriz :P
Pero mira que se compensa con una excelente capacidad escritora y de redacción, Marcia.

Cuidado con los jocosos movimientos telúricos, creo preparar un plan de escape [adaptado a reencarnaciones de plantas] no estaría de más :)

Saludos nocturnos, y que te la pases chido-liro-casimiro.

Guerrero dijo...

Si no fiste planta en tu vida pasada creo que será en tu próxima vida...
Por eso cuando tiembla me tomo mi tiempo para salir cuando suenan las alarmas, y no esperar al movimiento.

Saludos!!

PD: DIsculpa por pasar apenas, pero es que entre temblores y realidades a uno se le cae la razón.